Arequipa

Casi 800 menores de edad fueron víctimas de violencia

21 de febrero de 2016
Casi 800 menores de edad fueron víctimas de violencia
El video donde se observa a un padre jalando de los cabellos a un pequeño de cinco años de edad y colocándolo a la fuerza en el lavadero del patio posterior de una casa, en medio de las súplicas del menor, desató la indignación nacional.
 
El hecho ocurrió este año en una casa en el Callao, y el agresor fue identificado como José Luis Minaya Janampa, un hombre de 45 años de edad. A Minaya lo grabaron cuando maltrataba al menor y esa fue la prueba usada en su contra.
 
Minaya negó la agresión contra el pequeño cuando fue detenido. Sin embargo, el viernes último el día de su sentencia lamentó lo ocurrido. “Pido perdón a mi hijo, a mi familia, a la sociedad, a todos. Quisiera que no me juzguen, que me juzgue Dios”, dijo en la sala de audiencias.
 
Por aceptar los hechos fue beneficiado con la terminación anticipada, que es la reducción de la pena solicitada por el Ministerio Público. Hubo un acuerdo entre las partes y la Corte Superior de Justicia del Callao dictó 7 años y 6 meses de prisión efectiva para Minaya Janampa. Además, deberá pagar 5 mil soles como reparación civil al menor.
 
Lo ocurrido es un antecedente legal y sirve de lección para otros casos. Ocurre que los casos de violencia contra los menores van en incremento. Según las cifras del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el 2014 los centros de Emergencia Mujer (CEM) de Arequipa reportaron 675 casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes. El año pasado la cifra se elevó a 788 casos.
 
Del total de víctimas de violencia que hubo el año pasado en Arequipa, el 30,9% son menores de 17 años de edad. El 2015 hubo 2 mil 547 personas (hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes) que sufrieron algún tipo de violencia: física, sicológica y sexual.
 
Donde se están reportando más casos de actos violentos contra los menores son en las provincias de Arequipa, Camaná y Miraflores. Los casos son atendidos en los CEM, precisó la titular de la institución en Arequipa, Naida Torres Enríquez. Sin embargo, la cifra real sería mayor considerando que no todos son denunciados ante las autoridades.
 
Los principales agresores de los menores están en su familia. Puede ser el padre, el padrastro, el hijastro, el tío u otro. También en el círculo cercano, como el profesor, el cuidador o el vecino, también puede ser un desconocido.
 
Los especialistas recomiendan a los padres optar por el diálogo y la enseñanza. Escuchar a los menores, enseñar y establecer reglas de cumplimiento para no repetir comportamientos inadecuados. Lo más común entre los progenitores es recurrir al castigo físico o verbal, cuando el hijo se porta mal, en lugar de privarlo de algo que les gusta como consecuencia de sus actos.
 
SEÑALES
En una investigación de 2016 realizada en Arequipa por Liliam Milagros Martina Lazo Bezold y Jesús Yeny Pérez Pino, incluyen indicadores físicos y de comportamiento que alertan de maltrato a menores, basándose en la información de Asociación SOS Víctimas.
 
Cuando se trata de violencia física: facturas sospechosas, dolores recurrentes, magulladuras o moratones, quemaduras, lesiones cerebrales o hematomas, de órganos internos, cortes. Aprensivo con otros niños que lloran, conductas extremas, parece tener miedo de sus padres.
 
Cuando es psicológica: parece excesivamente complaciente, pasivo, nada exigente; o contrariamente se muestra excesivamente agresivo, exigente o rabioso. Hace el papel de padre de otros niños o se chupa el pulgar, sufre retrasos en el desarrollo físico, emocional e intelectual e intentos de suicidio.
 
Cuando la violencia es sexual, hay dificultad para andar y sentarse, ropa rasgada, manchada o ensangrentada, dolor o picor en la zona genital. Contusiones, desgarros o sangrado en los genitales externos, zona vaginal o anal, tiene una enfermedad venérea.
 
En su comportamiento es reservado, manifiesta rechazo, fantasías o conductas infantiles, tiene escasas relaciones con sus compañeros, incluso puede cometer actos delictivos.
 
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