Editorial: Lo que realmente necesita Arequipa

Resulta inaceptable que tanto el Gobierno Regional como la Municipalidad Provincial, se empeñen en conseguir recursos para realizar obras que las necesidades no priorizan, y la ciudadanía no puede comprender como es que ninguno de los responsables de los organismos citados se proponga conseguir dinero suficiente y necesario para renovar el canal de Zamácola, evidente peligro para el abastecimiento de agua potable e incluso para riego, que se encuentra en deplorable estado. 

 

Era lógico de suponer que las plantas de tratamiento de potabilización, La Tomilla I y La Tomilla II, no tengan seguridad alguna ante la posibilidad de un quiebre en el canal o de la presencia de turbidez que obliga a parar su funcionamiento para evitar daño hasta irreparable en la maquinaria de servicio. ¿Cómo es posible que se hable de un subterráneo en la avenida Ejército o de terminar obras inconclusas dejadas por anterior administración en la región Arequipa, y no atender lo que es un reclamo de años de agricultores y también de la empresa encargada de dar agua a más de 900 mil habitantes de la ciudad capital y distrito inmediatos?

 

Eso sí, no se propuso a Cerro Verde, como tampoco la restauración de un monumento histórico como es el templo de Santa Marta, la primera iglesia de indios de la ciudad, que está a punto de desplomarse con riesgo para no solo los devotos, sino los transeúntes de la plaza España. Tampoco se pensó en eso y sí se prefiere hablar de una inversión de 40 millones de soles en la construcción de una iglesia en Chapi, lo que podría constituir un real delito de malversación en favor de privados, pues pocos pueden suponer como cierto que tal templo pueda originar un motivo de atracción turística para Arequipa.

 

 Lo primero es lo primero y lo más urgente es lo que signifique agua segura para todos y reconstrucción de un monumento histórico ubicado a pocas cuadras de la Plaza Mayor, al lado del palacio de justicia y con frente a la segunda plaza céntrica de la ciudad. 

 

Recordamos que asertivamente pocos años como para olvidarnos, Arequipa sufrió un corte de agua de 15 días por una circunstancia que pudo ser semejante a la recién producida con las lluvias del viernes pasado. Eso no debe repetirse.