Arequipa

El “decano” de los alcaldes de Arequipa

28 de febrero de 2016
El “decano” de los alcaldes de Arequipa
Por: Rossmery Puente de La Vega P.
Foto: Jorge Ezquivel Z.
 
En el antebrazo izquierdo un tatuaje de una “I” con tinta verde se oculta bajo la manga de su camisa. Se lo hizo con una aguja y tinta cuando estudiaba en el emblemático Colegio Independencia Americana: la “I”.
 
Ha cumplido 73 años de edad y la cabellera blanca de Simón Alejandro Enrique Balbuena Marroquín, es como su sello personal. Cuenta que de joven se teñía las canas, pero luego decidió dejarse la cabeza blanca de la paz.
 
Ahora prefiere darle color a las paredes. Hizo pintar dos murales de paisajes y costumbres arequipeñas en el local municipal y lo replicará en las obras que ejecute. Quiere cambiarle el rostro a la municipalidad Jacobo Hunter, a donde retornó como alcalde por quinta vez.
 
Mientras recorremos el local decide mostrar la biblioteca donde se están reparando las mesas y sillas. En los siguientes días ubicarán nuevas computadoras para consultar textos por Internet. Hunter es uno de los pocos distritos, quizás el único, que tiene una biblioteca municipal bien implementada. Es que Balbuena, periodista de profesión, le gustan los libros.
 
En su amplio despacho tiene un estante de madera donde hay una pequeña bandera palestina, señal de su origen familiar. El resto de adornos de sillar y madera están bien alineados. El ambiente no tiene nada fuera de lugar.
 
Alguno de sus antecesores dividió la oficina para tener una zona de descanso. Balbuena sacó la división y recuperó el ambiente como fue concebido. Lo que no ha cambiado en él es el uso de un pulsador móvil (timbre) que tiene en su escritorio para llamar a su secretaria.
 
En su smartphone revisa las noticias del día, su cuenta de Facebook y usa el Whatsapp para comunicarse con sus gerentes y recibir fotos de los trabajos en el distrito. Pero las última que ha recibido son del material de construcción encontrado en las tuberías de desagüe que colapsaron en su distrito por las lluvias.
 
La tecnología le ha favorecido para estar enterado de lo que ocurre en tiempo real, pero eso no lo ha alejado de la costumbre de caminar por el distrito, sin seguridad que lo rodee, para supervisar las obras.
 
La mañana del último viernes último estuvo en el colegio nacional Claret, donde a través de obras por impuestos la comuna y el BCP, ejecutan 7 pabellones para niveles inicial, primario y secundario. Se invierte 7 millones 382 mil soles. La empresa privada aporta a cuenta de sus impuestos que debe pagar al Estado. Los trabajos deben concluir en junio.
 
En marzo iniciará la obra en el colegio Juan Pablo Vizcardo y Guzmán por más de 6 millones de soles. Las caminatas que ahora evita realizar son al centro de la ciudad. “Las calles me dan vergüenza y pena”, remarca. La calle Mercaderes, que peatonalizó cuando fue alcalde provincial, la ha visto sucia y con ambulantes. La Plaza Mayor tampoco luce su mejor rostro.
 
Balbuena dice que no tener ningún resentimiento contra el alcalde provincial Alfredo Zegarra, a pesar que le ganó las elecciones. “El tiempo ha sido el mejor juez”, dice.
 
Pero en Hunter nadie le gana. Es alcalde por quinta vez y el cargo parece haberle quedado chico. Tiene 28 proyectos con expediente técnico y 19 con perfil que carecen de presupuesto. Trasladó al distrito a varios de los funcionarios que lo acompañaron durante su estadía en el provincial. Se rodeó de mujeres que representan más del 80% de su personal por su mejor producción. Está un año y dos meses en el cargo y siguen apareciendo deudas en la comuna dejadas por sus antecesores.
 
LOROS, GALLOS Y TOROS
Cada día antes de ir al municipio lee noticias y alimenta a dos loros. Los canarios que tenía, se extraviaron. Y, todos los días, religiosamente, retorna a casa a almorzar con su esposa Betzabeth Ayhoniz. Por las noches prefiere ver películas o leer. Ahora en su mesa de noche está Jorge o El Hijo del Pueblo de la escritora arequipeña María Nieves Bustamante y la revista Proactivo, por su interés en el sector minero.
 
Escuchar música es otro de sus pasatiempos. Le gusta la música latinoamericana y los legendarios Beatles. De hecho, alguna vez Balbuena lució un look hippie o rocanrolero.
 
Hay una foto de joven donde se le ve con una larga melena que llega a sus hombros. De los 80 recuerda con emoción la canción Thriller de Michael Jackson. Pero su principal afición es acudir a las peleas de toros y gallos. Confiesa que a veces suele apostar.
 
También le gusta la playa, donde pasó su cumpleaños el mes pasado. Lo que ya no juega es pimpón y tiro, aficiones de juventud. Se dedicó a la política, pero ejerció varios años el periodismo. Ahora escribe artículos para revistas camuflado con seudónimos. 
 
No tiene hijos biológicos, la razón es un “secreto de Estado”, contesta algo incómodo por la pregunta. “Las personas hablan estupideces, prefiero mantener mi vida privada”, comenta. “Dios lo decide”, desliza. Pero tiene varios sobrios que le dicen papá y están pendientes de él y su esposa.
 
FUTURO POLÍTICO
Balbuena estudió para ser abogado, pero no concluyó, prefirió los estudios de letras. Fue militante de la Democracia Cristiana. Cuando era integrante del comité de desarrollo de Hunter fue invitado por el exalcalde Roger Cáceres a postular por el Frenatraca para ser alcalde distrital y salió elegido. Luego volvió a postular como independiente. 
 
Escaló al municipio provincial invitado por el actual presidente Ollanta Humala, del que se tiene traicionado. “Ollanta nos ha traicionado, al partido, a la gente que lo ha apoyado. La inversión en Arequipa comparada a otras regiones es mínima”, dice.
 
Asegura que no le interesó llegar al Congreso pese a las invitaciones que recibió porque demandaba dinero y su familia se opuso. Ahora está impedido legalmente de tentar una reelección. Pero no piensa jubilarse de la política. Dice que desearía ser consejero regional, tiene experiencia y puede aportar. Comenta que proviene de una familia longeva y con los años en lo que menos piensa es en la cercanía de la muerte. Muestra su tatuaje para la cámara, la travesura de su niñez, una época en la que no pensó que su futuro sería la política.
 
 
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