Arequipa

Historia de mujeres que supieron sacar adelante a sus familias

7 de marzo de 2016
Historia de mujeres que supieron sacar adelante a sus familias
Por: Roxana Ortiz A.
 
Cuando se escucha hablar a una mujer sobre sus hijos, puede darse cuenta de la dimensión del verdadero valor de lo que significa ser una dama.
 
Ser mujer está directamente ligado al dolor, no solo por la carga que le ha impuesto la sociedad de la formación de un hogar, cuya misión se concretiza en el momento doloroso de dar vida.
 
Ningún hombre podrá experimentar el dolor de un parto, que culmina inmediatamente al ver el maravilloso fruto de su vientre, pero lamentablemente no es el único dolor que experimentará a lo largo de su vida.
 
“Si tener un hijo es doloroso, nadie se puede imaginar cuán grande es el dolor de perderlo, en mi caso hasta en dos oportunidades”, dice Leonor Felipe Condori, a quien la desgracia por un tiempo la acompañó muy de cerca.
 
Su segundo hijo falleció a las pocas horas de nacer y el tercero murió a los dos años de vida por una infección. “Sufrí mucho por eso, mi vida no ha sido fácil, más aún cuando todo fue consecuencia de un secuestro y violación, que no quiero recordar”, dice mientras sus ojos se humedecen.
 
A la desgracia vivida se sumó un segundo compromiso que la abandonó con sus dos hijas, pero pese a ello logró salir adelante, para lo cual tuvo que dejar el país y buscarse una mejor vida en Santiago de Chile.
 
Esa búsqueda de un mejor futuro la obligó a dejar su hogar, especialmente a sus padres, que le dieron nueve hermanos y que ahora están repartidos en el país y en el extranjero; pero mientras nos cuenta eso, su mamá que escucha atenta a la conversación, se seca las lágrimas. Es que a la mayoría de ellos no ve hace años, ni siquiera se comunican por teléfono, algunos por la ingratitud que ella estaría dispuesta a perdonar en cualquier momento.
 
Se trata de una viejecita de 85 años que junto a su esposo supo sacarlos adelante cultivando sus tierras en Ubinas, Moquegua; nunca les hizo falta nada. Ahora no tiene idea de cuántos nietos tiene. Leonor dice que lo que gana como comerciante en Chile le sirve para llegar a Arequipa cada tres meses a verlos y darles lo que necesitan, junto con otros dos hermanos; del resto no sabe nada. «Quiero estabilizarme y llevármelos, ojalá sea a fin de año», dice con esperanza en sus palabras.
 
Una mujer también tiene que sentir el dolor de la pérdida de un hijo que, sin haber muerto, desaparece dejando un gran vacío en su corazón, que pese a su indiferencia estaría dispuesta a recibirlo con los brazos abiertos, aunque cada día que pasa queden menos oportunidades para hacerlo.
 
Doña Ambrosia Quispe de Peña llegó a Arequipa a los 18 años, ahora tiene 67, pero sigue trabajando, no solo para ayudar a sus hijas, sino especialmente por sus nietos. “Ya nos hubiéramos ido con mi esposo a Moquegua, pero no hay quien reciba a mis nietos cuando llegan del colegio”, justifica.
 
Ella desde un principio se dedicó a la venta de alfalfa en Miraflores –más de 40 años– y con el producto de su trabajo educó a sus dos hijas, ambas maestras. Sigue dedicándose al mismo oficio, aunque en menor cantidad, aclara que no por falta de fuerzas, sino por mucha competencia y porque además la gente ha dejado de criar animales en casa. Necesita pagar un préstamo que se hizo para construir una casa a quienes son la razón de su vida.
 
Su objetivo es regresar a Moquegua, donde sus padres le dejaron terrenos de cultivo, pero lo más probable es que nunca se vaya o si lo hace regrese en poco tiempo.
 
Como mujer para ella lo más importante que ha logrado en la vida, son sus hijas y por las cuales aún sigue trabajando, aunque dice quiere descansar, pero el pretexto para no hacerlo seguirán siendo sus nietos y es que la labor como mujer no terminará nunca y ella lo sabe. 
 
¿Cuál es la mayor satisfacción que como mujer ha tenido? le preguntamos a la señora Raquel Calle de Buscaglia, presidenta del Centro de Escritoras de Arequipa, y sin pensarlo mucho dijo: «Mis hijos». Ella tiene siete vástagos, todos profesionales, 17 nietos y tres bisnietos, de los cuales está orgullosa.
 
“La mujer es valiente, guerrera, lucha con el arma de la fe y la esperanza por sacar adelante a su hogar, a su familia. No les puedes decir no cuando de por medio están sus hijos”, indica.
 
Asegura que el hecho de ser mujer en la actualidad ya no es un impedimento para desarrollarse profesionalmente y felizmente la sociedad le está dando el lugar que les corresponde; pero indica que ese hecho hace algunos años no las hacía menos, ya que cargaban en sus hombros la responsabilidad de educar bien a los hijos y trabajar en casa, aunque no eran remuneradas.  
 
Señala que el hecho que se haya fijado una fecha como Día Internacional de la Mujer, ha sido producto de una dura lucha de años por fomentar la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo, por el valor que representa el tener a una mujer como parte vital de una sociedad.
 
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