Pachamaru: Empresario niega estafa y acusa difamación

Elvis Méndez se defiende de ataques por venta de terrenos y asegura que los predios son suyos y el proyecto Pachamaru se encuentra patentado.

“La envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento”, esa fue la frase con la que, ayer, Elvis Méndez Elsin, gerente general de Deproinco, empezó la conferencia de prensa para defenderse de lo que –según dice– se trata de una campaña de difamación y competencia desleal en su contra.

Sucede que, el último viernes, un grupo de supuestos inversionistas lo acusaron de estafarlos con la venta de terrenos en Tacna. Esto bajo el proyecto Pachamaru, cuyo objetivo es exportar pitahaya a mercados asiáticos y norteamericanos.

“A mí me queda claro de que esas personas están siendo contratadas por mi exsocio para hablar mal sobre mí. Yo no conozco a ninguna de esas personas, nunca se acercaron a mí para hablar sobre el proyecto”, indica Elvis Méndez.

El empresario relata que su exsocio, Christian Condori, se quiso apropiar del proyecto Pachamaru y quitarle toda su cartera de clientes aduciendo que los terrenos que él ofertaba no eran suyos.

El proyecto consiste en la compra de una o más unidades productivas de pitahaya para que, en un corto plazo, este fruto exótico pueda venderse en el extranjero. El comprador se vuelve propietario de la parcela de tierra, pero es la empresa Pachamaru quien se encarga de la siembra, cosecha, almacenamiento, mercadotecnia y exportación del producto.

«Este señor me dice que quería invertir en el proyecto y se vuelve mi socio. Promocionamos el proyecto en la feria de Expovivienda, a fines de julio del 2021, donde tuvimos gran acogida”, explica Méndez.

Pero –dice– tras el abono monetario de los primeros socios, Condori Dueñas le jugó chueco. Hizo que Méndez Elsin sacara 500 mil soles de los fondos de los inversionistas para comprar el terreno donde se produciría la pitahaya, pero nunca reconoció que ese dinero era para tal motivo. Lo amenazó –cuenta Méndez– de que lo acusaría de robo ante las autoridades si no abandonaba el proyecto.

El empresario, con una reconocida trayectoria en el mundo de los negocios, no se amilanó y dejó ese error en el pasado. Se puso a buscar otros terrenos en Tacna para no abandonar su idea original, cuya iniciativa surgió en compañía de su esposa y se encuentra patentada en Indecopi.

Así –relata– consiguió más de 100 hectáreas de cultivo en Sama (Tacna), donde es titular del predio y cuenta con más de 100 inversionistas. Su antiguo socio –opina– solo quiere desprestigiarlo para apoderarse de su idea.

“Ese sujeto no sabe nada sobre el proyecto. Lo invito a debatir públicamente sobre la agroexportación para que se den cuenta sobre quién es el propulsor del proyecto. Yo he realizado estudios topográficos para comprobar la rentabilidad, y todo lo demás. Esto para que la inversión de las personas esté segura”, arguye.

La empresa visiona ser la productora de pitahaya más grande del sur del Perú. El proyecto piloto en Ayarave (Tacna), donde yacen unos 110 mil esquejes, funciona. Esto permite una disminución del tiempo de producción en Sama, pues ya no se debe sembrar la fruta sino solo trasplantar sus raíces e instalar el riego tecnificado para dotarlas de agua durante 4 horas diarias.

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