Arequipa

Trafican con mendigos sus propios familiares

13 de marzo de 2016
Trafican con mendigos sus propios familiares
Por Roxana Ortiz A.
 
El aprovechamiento de los más indefensos en bien propio  no tiene límites. La explotación de niños y ancianos en la ciudad se incrementa considerablemente y a todo ello contribuyen aquellos arequipeños que con buena voluntad los apoyan.
Se contaba la historia – fantasiosa para algunos – de una persona que pedía limosna y que acudía al cierre de su jornada a  depositar al banco sus ingresos. Hay casos similares o peores  que podrían  hacer pensar que esa historia no  está lejos de la realidad.
 Un anciano, que todos los días era llevado por sus familiares a la calle, a generar lástima en las calles céntricas, ha logrado ingresos económicos que le ha permitido a uno de sus nietos comprar un auto nuevo para dedicarse a hacer servicio de taxi.
 Hace dos años aproximadamente, se inició un programa de  identificación de la explotación de personas para la mendicidad en Arequipa  a través del equipo Vida Digna, integrado por diversas instituciones como la Beneficencia Pública, la Municipalidad Provincial de Arequipa, el Ministerio Público,  el Poder Judicial, entre otras.
En ese tiempo se ha logrado  confirmar que sí existe la explotación de las personas  por parte de los propios familiares, quienes los exponen a una serie de peligros, al  llevarlos todos los días a las calles para pedir limosna,  aseguró la gerente general de la Beneficencia Pública de Arequipa, Miluzka Yábar  Castillo. 
Un caso emblemático es el de este señor NN, que todos los días los veíamos pidiendo limosna por la calle Santo Domingo y que era  traído muy temprano por la familia, a medio día le dejaban su almuerzo y ya en horas de la noche se lo recogían, y ahora el nieto tiene un auto nuevo en el que se dedica a hacer taxi.
Se ha hecho seguimiento a varios casos  que están en la misma situación, se ha tomado fotografías, se han hecho filmaciones, se ha acudido a cada una de las viviendas para  conocer cómo viven y comprobar los hechos.
Indica la funcionaria, que en el caso del explotado para el beneficio de los nietos, la casa donde vive la familia, si bien no tiene lujos, tampoco les falta nada;  la familia vive cómodamente en la parte delantera,  pero el anciano está instalado en un cuarto del fondo de la vivienda, en malas condiciones, no apto para cualquier persona y menos para él.
Situación similar es el de aquel mendigo que antes lo dejaban  en la Plaza de Armas cuando había tránsito, el que se ubicaba en medio de los vehículos,  uno que prácticamente andaba en cuclillas, bastante delgado, al que varias veces la policía municipal lo retiraba porque su vida corría peligro  y él se molestaba airadamente. Cuando había protestas en el lugar  y se hacía uso del gas lacrimógeno, era el más afectado y los periodistas tenían que cargarlo para ponerlo a buen recaudo. Luego lo mudaron a la esquina de  la calle Palacio Viejo  con Piérola y ahora se hace la competencia con una anciana que lleva bastón.
 
OTRO CASO
 
Otro caso en el cual se ha culminado una investigación, era el del enfermo de la carreta, que algunas veces estaba por la calle San Francisco, otras por Santo Domingo. De madrugada llegaban en taxi, recogían la carreta que dejaban en una playa de estacionamiento y lo colocaban hasta largas horas de la noche. A veces lo acompañaba un niño.
Se trata de personas que son obligadas a mendigar contra su voluntad, sobre la cual, la familia ejerce una fuerte presión, los maltratan psicológica y hasta físicamente, haciéndoles sentir que son una carga, una molestia y que no hay con qué alimentarlos y en la mayoría de casos, prefieren, estar todo el día en la calle antes que padecer maltrato en la casa.     
 
SON UN FRAUDE…
 
Pero no todos los casos que han sido investigados muestran que se trata de una explotación, sino más bien de un fraude que estos supuestos mendigos están cometiendo, explica  Yábar Castillo.
“Hemos visto casos que son para no creer, si bien la explotación de personas de la tercera edad o enfermos son indignantes, otros casos son increíbles. Un señor salía de su casa, en la puerta se colocaba ropa andrajosa, se ensuciaba la cara y se iba a trabajar, por la noche llegaba, dejaba la ropa en la puerta e ingresaba a su domicilio, no tenía ninguna enfermedad, mucho menos rengueaba como se lo veía en la calle. Todo está filmado”, dice la funcionaria.
Lo que pasa es que esta gente ha visto, en esta forma de vida, un negocio rentable, pero solo es un fraude, una estafa, al que  los arequipeños están contribuyendo. Señala el caso de una mujer robusta que se coloca por la calle Piérola o Santo Domingo, tiene dos hijas, una de ellas con labio leporino y pide dinero para la operación.
“Todos sabemos que esa operación se realiza de forma gratuita, le hemos ofrecido la intervención pero se niega, se le ha iniciado un procedimiento para quitarle a las niñas, pero podemos observarla que nuevamente está embarazada, además se sabe todos sus derechos”, agrega  la representante de la Beneficencia.
En ninguno de los casos de mendigos existe necesidad, no hay motivo para que estén en la calle  generando lástima y pedir limosna y si ellos están ahí, es porque las personas les dan dinero, asegura la funcionaria, quien agrega que si en caso hubiera la real necesidad, la Beneficencia  tiene albergues disponibles para niños y ancianos que están en calidad de abandono.    
 
DENUNCIA POR EXPLOTACIÓN Y TRATA DE PERSONAS
 
El objetivo del trabajo de la organización Vida Digna, es que en el Centro Histórico de Arequipa se llegue a “cero mendicidad” y luego de haber investigado que no hay un solo caso que necesite realmente ayuda, se procederá a denunciar penalmente a las familias de los ancianos que están siendo explotados, por lo que los casos han sido derivados a  la Fiscalía de Prevención del Delito, con todas las pruebas necesarias. 
Los primeros, de un total de 14 expedientes en  ser denunciados ante el Poder Judicial por Trata y Explotación de Personas, son los familiares de los ancianos afectados.
 
DATO
La pena  privativa de la libertad puede llegar hasta 35 años de cárcel a quienes se les compruebe el delito.
Hasta el momento, son solo  familias de adultos mayores los que son investigados, ahora por la Fiscalía de Prevención del Delito para proceder a presentar la denuncia ante el Poder Judicial, pero el proceso no ha culminado, porque hay muchos otros casos, especialmente de explotación de niños y niñas, que seguirán el mismo camino.
 
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