Arequipa

Adultos mayores ejercen su derecho a elegir autoridades

3 de octubre de 2022
Cumpliendo el derecho cívico.

JORNADA MOVILIZÓ A LAS FAMILIAS AREQUIPEÑAS EN UN DOMINGO ELECTORAL

La población designó a sus representantes en alcaldías y la Región por los próximos cuatro años.

Por Freddy Aguilar.

Las personas mayores llegaban siempre acompañadas con alguno de sus hijos o nietos. Aurora, llega del brazo con su hija. A sus 84 años, participa más por costumbre que por identidad política, y “porque siempre es necesario tener el DNI actualizado para lo que sea”. Las espera su esposo en un vehículo, estacionado a unos metros, a la derecha. Viene desde Mariano Melgar a Alto Selva Alegre, también para visitar a algunos conocidos.

Fue un día caluroso. Hasta las 5 de la tarde, el sol golpeó con fuerza. “Por suerte no prohibieron usar gorros”, menciona María, se ríe y sigue explicándole a su hija cómo tiene que pensar siempre en su futuro. Tiene 60 años, su hija unos 30. Padece un pequeño problema de sordera, por eso alza la voz cuando habla. Está alegre. Le emociona este evento electoral, hablar tendido con policías, vecinos. Pudo cambiar su lugar de votación en línea. “A algunos los han regresado a otros lados”, se ríe.

Pero no todos están de buen humor. Los comicios son, en fin, una obligación si es que no puedes o no quieres cargar con una multa de hasta 90 soles. Así, Álex no quiere saber nada de nadie. Regresa a su camioneta igual como salió, sin dirigir la palabra a nadie, solamente a su madre, una anciana de 90 años, protegida en todo momento por su hijo.

Los policías también, y fiscales, muestran unos rostros, a veces de enojo o suspicacia. Realizan sus actividades conforme se les había asignado días antes. Los miembros de mesa, jóvenes en su mayoría, o muy somnolientos o muy despiertos, dan preferencia a madres, ancianos, discapacitados o personas con niños menores de 2 años.

Es el caso de Victoria, quien a sus 68 años se desplaza en silla de ruedas. Ella vota en el colegio Militar Francisco Bolognesi. La acompaña su hijo, quien vela siempre por su madre. Las instalaciones, por suerte, contaban con rampas para su accesibilidad. También, su aula de votación era la más cercana al ingreso. Le facilitaron todas las condiciones posibles, pero se respetó su privacidad al momento de sufragar.

Los centros de votación cerraron sus puertas a las 17 horas. Puntuales, los policías veían caer el atardecer parados, custodiando las puertas de las instituciones, custodiando la sagrada decisión del pueblo. La constitución señala que es un derecho, quizás el derecho civil más importante. A pesar del desencanto de la población con la política actual, ir a las urnas sigue siendo una fiesta, como un boleto sin devolución, a la que estamos obligados a asistir.

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