Arequipa

Autoridades y población responsables de los desastres generados por lluvias

29 de febrero de 2016
Autoridades y población responsables de los desastres generados por lluvias
Aunque todos los años el temporal afecte las construcciones y las vías, todavía no hay acciones concretas para realizar sistemas de drenajes y reforzar las torrenteras ¿Qué hace que dos horas de lluvias provoquen millonarias pérdidas en la Ciudad Blanca?
 
Calles llenas de lodo, viviendas con filtraciones a punto del colapso y desagües que emanan hedores fecales  están más cerca de nuestras casas. Solo fueron dos horas de lluvias y dejaron la ciudad  al borde de la emergencia. El problema de siempre y la solución sin inicio. Arequipa es muy vulnerable.
 
La sensibilidad que tiene la ciudad al momento de enfrentar las precipitaciones proviene de años anteriores. Las precipitaciones siempre rebosaban los canales de riego que fluían e inundaban las casonas  generando inconvenientes. Esta situación no cambió ni con el desarrollo urbanístico.
 
El decano regional del Colegio de Ingenieros del Perú – Arequipa, José Flores Castro Linares, sostuvo que actualmente sigue ocurriendo estos inconvenientes por la irresponsabilidad de las autoridades y de los mismos pobladores, principalmente con dos aspectos: los drenajes pluviales y protección de torrenteras.
 
“Se conoce que en Arequipa siempre llueve por estas temporadas del año, entonces debieron construir sus obras con sistemas que permitan afrontar las precipitaciones y no como ahora, aunque son obras modernas  no tienen ni un nivel de protección”, acotó.
 
Detalló que la mayoría de las obras públicas no tienen drenajes o si es que cuentan con ellos no son los más adecuados porque terminan colapsando, como sucedió la semana pasada donde literalmente la ciudad se convirtió en un río.
 
TORRENTERAS
El otro inconveniente  tiene que ver con el cauce de los ríos que surcan por la ciudad. El representante de los ingenieros  indicó que en muchas torrenteras como San Lázaro, Paucarpata, José Luis Bustamante y Rivero, se acortó su cauce para ganar terreno, pero no se dieron cuenta que esto es un riesgo porque el volumen del agua siempre terminará arrastrando los muros, como sucedió en el aluvión del 08 de febrero del 2013, que devastó la ciudad.
 
Advirtió que otra irresponsabilidad recae en las propias familias que pese a estar conscientes del peligro, se asentaron y construyeron sus casas en las quebradas y en el cauce de las torrenteras, padeciendo posteriormente de inundaciones y el desprendimiento de sus muros.
 
DESINTERÉS 
Para el jefe del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) en Arequipa,  Guillermo Gutiérrez Paco,  las autoridades municipales omiten su función respecto a labores de prevención, porque no realizan la limpieza de las laderas y le dan importancia a otras obras que no son prioritarias. 
 
Su institución sufrió de cerca el desinterés de los municipios por ayudar en estos temas. Hace tres años otorgaron pluviómetros (instrumento para medir la cantidad de lluvia) a los 29 distritos de la provincia. Sin embargo, aunque algunos al inicio empezaron a reportar las ocurrencias, paulatinamente fueron olvidando esta función y los objetos quedaron abandonados.
 
Flores Castro también responsabiliza principalmente a las municipalidades porque a sabiendas de que los primeros meses del año son de diluvios, no concretan obras oportunamente y otros ni siquiera proyectan invertir en estos sectores.
 
“Deben trabajar con especialista o con las universidades para que realicen proyectos y brinden ideas de cómo mitigar daños pluviales y no malgastar sus recursos en otros fines”, puntualizó.
 
Como algunas medidas de solución planteadas, según el experto, deberían encausarse las torrenteras de forma correcta y realizar un estudio de drenajes en toda la provincia para que tenga la consistencia y la fluidez respectiva de desfogue, sin que sufra atoros. 
 
Arequipa es la segunda ciudad más importante del país y merece reducir la fragilidad del que padece cada febrero,  porque aunque las lluvias duraron solo dos horas, afectaron el crecimiento urbanístico de una provincia  de más de 476 años.
 
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