Arequipa

Caída de economía arequipeña podría ser hasta de un 14% hasta fin de año

11 de agosto de 2020

«No existe otra manera que aprender a convivir con el virus, mientras que las instituciones tienen que aprender a ejecutar el gasto y gastar bien».

A fines de año podemos esperar que la actividad económica del 2020, para Arequipa, caiga tanto o más que para el país en su conjunto. Eso significa una caída en el PBI en torno al 14% en comparación con el año 2019, proyectó el economista Gustavo Riesco Lind.

Esto debido a la situación generada por la cuarentena que persiste en Arequipa como consecuencia de los contagios y muertes por el nuevo coronavirus, lo cual es necesariamente, un freno para la recuperación económica.

Indicó que en el ámbito internacional hay buenas noticias en cuanto a las exportaciones mineras, en especial, la recuperación de la demanda y de los precios del cobre que podrían ayudar a la economía arequipeña y peruana.

En general, para los demás sectores, cualquier ampliación de la figura de inmovilización social obligatoria implica un retraso para la recuperación económica. Para que el nivel de actividad económica se recupere a los niveles del 2019, habrá que esperar hasta el año 2022, señaló el director del Centro de Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Católica San Pablo.

“Eso supone que debemos encontrar alguna manera de convivir con el virus, de lo contrario, si persiste el descontrol en el tema de contagios y muertes, y se prolongan o vuelven a imponer figuras de inmovilización social, entraríamos a un escenario pesimista en el que la recuperación de los niveles de actividad pre-COVID no se alcanzarían sino hasta el año 2023”, indicó.

La reactivación económica implica libertad de movimiento, libertad de las personas para trabajar, libertad para que las personas y empresas puedan ofrecer bienes y servicios, y libertad para que las personas y empresas puedan adquirir bienes y servicios. Eso significa asegurar comportamientos bien afianzados que reduzcan el riesgo de contagio al realizar las actividades económicas, de las que no se puede prescindir, agregó el especialista.

Añadió que no existe otra manera que aprender a convivir con el virus, mientras que las instituciones tienen que aprender a ejecutar el gasto y gastar bien. Respecto a la informalidad, es de esperar que se incremente por la disminución de las actividades económicas en general, que van a golpear más duro a los formales: cuánto más formal, más golpeado, porque debe lidiar con un marco normativo más rígido. Eso significa pérdida de empleos formales y un crecimiento de actividades informales.

“Será inevitable que el nivel de informalidad se incremente, que de por sí era alto antes de la pandemia, pero crecerá aún mucho más, debido a que mucha gente se ha quedado sin trabajo y a ello hay que sumarle la gran cantidad de extranjeros; por lo tanto, hay que esperar que el nivel de delincuencia también crezca exponencialmente”, agregó.

Esta es una nueva oportunidad que tienen las universidades locales de apoyar a otras instituciones si es que así se los permiten, con los conocimientos técnicos, brindar información, asesoría, ayudar a dar transparencia a la información, intentar fortalecer equipos técnicos en el sector público.

DATO

A toda esta problemática, se suma  que el 2021 será un año electoral, pues para el mes de abril se han convocado a elecciones presidenciales y parlamentarias por lo que es muy probable que a través del Ejecutivo o el mismo Legislativo hay una gran probabilidad que no se tomen medidas adecuadas, como las que se han estado observando recientemente.

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