EDITORIAL DOMINGO: EL ACUERDO DEL GORE NO ES SUFICIENTE

En la segunda reunión del Gore, cita mensual que reúne al Presidente de la República, el íntegro del gabinete ministerial y los gobernadores regionales de todo el país, se suscribió una declaración conjunta, a propuesta del gobierno central para ratificar la decisión de buscar solución a los problemas sociales mediante el diálogo, evitando que las regiones y sus autoridades tuvieran puntos de vista discrepantes con los de gobierno y que favorecieran algunos atentados contra el libre tránsito y la libertad individual.

Esa declaración tiene un valor relativo pues de lo que se trata fundamentalmente es de obligar a que, de acuerdo a la legislación vigente, Estado, empresarios mineros, y comunidades sostengan diálogos de arreglo, por la vía directa y en una sola mesa, evitando represiones en un lado y bloqueos de carreteras en los otros.

Lo que ocurre con la provincia de Islay en el caso de Arequipa, está a la vista. No hay ninguna negociación, ni conversación siquiera entre el gobierno, la minera Southern, los concejos distritales y las juntas de usuarios del río Tambo, y en tales condiciones el problema de enfrentamiento que ya provocó muertos y heridos entre civiles y fuerzas del orden permanece intocable.

Se añade a lo anterior, la existencia de una crisis hídrica que ha perjudicado los sembríos de arroz y dejado como secuela mayores diferencias entre quienes están angustiados por la falta de caudal del único río de la zona, una medida cautelar lograda por Puno para detener las obras de la represa de Paltuture y una delimitación precisa de los límites de Moquegua, Arequipa y Puno. 

Nos preguntamos ¿de qué sirve la declaración del Gore en este caso?

Pasados los 100 primeros días del gobierno de Kuczynski y cuando mucha gente sostiene que hay poco hacer para evitar más desencuentros y soluciones en problemas como el citado.

El gobierno no debe contentarse con declaraciones, pues lo que el pueblo espera son acciones que eviten problemas que a veces terminan en muertos y heridos.