Arequipa

El Tuturutu es un Angel de la Anunciación que llegó a estar preso

15 de julio de 2018

El Tuturutu, personaje central de la Plaza Mayor de Arequipa, no era un pregonero ni mucho menos un duende, como habían tejido supuestas historias populares. Era un “Ángel de la Anunciación” y había sido instalado allí gracias al exarzobispo Juan Cavero de Toledo, en el año 1735.

Por Roxana Ortiz A.

Pero así como se idearon fantasías en la mente de las diversas generaciones de arequipeños, su presencia en el lugar no ha sido la más estable, sino que fue desalojado hasta en tres oportunidades e incluso reemplazado por el mismísimo Mariano Melgar.

El historiador Gonzalo Gómez Zanabria ha buscado profundizar en los orígenes de este personaje, y aunque asegura aún falta mucho por averiguar, como conocer quién fue su creador, lo descubierto hasta el momento permite develar algunos mitos y conocer detalles que para la mayoría de arequipeños, eran un misterio.

El nombre que se popularizó, al parecer deviene del sonido onomatopéyico del instrumento musical que lleva en su mano diestra, (tuturutú) una trompeta o clarín. Tenía alas, pero no se sabe en qué momento exactamente las perdió, pero fue entre los siglos XVIII y XIX.

Llegó a la ciudad junto con la pila, hace casi 269 años. Era obsequio del obispo don Juan Cavero de Toledo quien lo estrenó el 20 de octubre de 1735. Se le proveía de agua mediante un canal de loza, que llegaba desde una acequia de Miraflores, que alimentaba además a varias casonas, cruzando todo lo largo de la calle Guañamarca (hoy Rivero), según el libro de actas del Cabildo de ese entonces.

El historiador Ventura Travada hace una de las primeras descripciones de la pila de la Plaza Mayor, sobre la cual señala:

“Tiene de altura once varas, corónala un Ángel por fama, por cuyo buque se eleva el agua en un altísimo penacho, que derramándose en riscos en la misma fama, la viste de hermosos rocíos, que descendiéndolo en una concha los despedaza en perlas, de donde más menudas la distribuye a una grande alberca, que en transparentes cristales los comunica por cuatro chorros a otra alberca mayor, y de esta por seis caños desciende a estancarse en la tasa principal, que siendo de piedra de ala de mosca, hermosamente labrada, quiere competirle al bronce de la pilastra”.

Allí también se describe que la pila estaba rodeada por gruesas cadenas, con el objetivo no se acerquen las acémilas a beber el agua del estanque. “Fuera de las cadenas, hay cuatro pilones de calicantos, vistosamente labrados cada uno de ellos con cuatro caños, que desaguan en una alberca que orla todo el pilón, y por todos son 27 los caños por donde se derrama esta fuente peregrina”.

El terremoto del 13 de mayo de 1784, que ocurrió a las 7:35 de la mañana, no solo destruyó gran parte de la ciudad, ocasionando graves daños en sus templos, además de la muerte de muchas personas, sino que también dañó la pila de la Plaza Mayor.

En la época republicana durante el gobierno del General Echenique y siendo prefecto Don José de Rivero (1851-1853), se reemplazó la primitiva taza de piedra por otra de planchas de fierro fundido y se colocó una reja de fierro al contorno para su protección

Pero la pileta, así como el Tuturutu no permaneció siempre en el centro de la Plaza, sino que fue retirada hasta en tres oportunidades. Una de ellas fue 1891 y en su lugar se colocó el busto de yeso de Mariano Melgar Valdivieso, que fue inaugurado un 8 de setiembre de 1891, con motivo del primer centenario de su muerte, que posteriormente fue reemplazado por otro busto de mármol, entregado el 28 de julio de 1893.

Quien decidió hacer el cambio fue el alcalde José Moscoso Melgar, familiar del poeta arequipeño. La población no quedó muy contenta con el cambio y por años exigieron la reposición del Tuturutu.

La protesta tuvo eco y se construyó un parque cerca de la estación del ferrocarril en honor a Melgar, donde hasta hoy permanece su busto. Se repuso el Tuturutu, pero sin las 12 placas de bronce que anteriormente tenía en la base la pileta.

TUTURUTU EN LA EL CÁRCEL

Ya en el siglo XX, la administración local, el alcalde y el Concejo Provincial, vieron por necesario cambiar el aspecto a la Plaza y la pileta, ya que aseguraban que “el estado en que se hallaba la plaza principal de Arequipa desdecía mucho de nuestra cultura. Un circuito de calles angostas; un jardín central en el que se levantaba una antigua pila de bronce, cuyas formas artísticas, y cuatro jardines laterales dan mal aspecto: un marco de árboles de cementerio y alameditas diagonales de ficus”, entre otros; argumentaban la modificación ante la oposición de muchos vecinos a través del diario El Pueblo.

Es así que la pila con el Tuturutu, una vez más fueron retirados para darle otro aspecto al lugar, entre noviembre 1906 a julio 1907. Se cambió los mosaicos, se puso nuevos jardines, se colocó 34 bancas de fierro y madera, se reinstaló luz eléctrica con cuatro grandes postes y diez candelabros de fierro. Fueron alcaldes Octavio Muñoz Najar (1906 y 1908) y Eliodoro M. Prado en 1907.

El Tuturutu y su pila una vez más fueron desalojados y llevados, en un primer momento a la fundición de Cayetano Heredia de la calle Moral, pero como estorbaban, terminaron en el local de la cárcel, que estaba ubicada en lo que se conoce como Fundo el Fierro.

En su reemplazo se tuvo previsto debió ir toda una alegoría, y se hizo un concurso que dio como ganador a Natalicio Delgado, la cual iba a estar hecha de mármol de Carrara; pero su alto costo impidió su ejecución, a pesar que le pidieron hiciera un diseño más sencillo. “Una obra artística de primera clase, verdaderamente monumental”, como describían los relatos.

Se podía observar a mujer joven, semidesnuda, sentada sobre una roca y reposando el brazo derecho sobre un león. La roca era una especie de cascada por la cual surtirían diversos canales de agua, que también brotaban de la nariz del león.

Cuando la pila original fue llevada al local de la cárcel, se perdieron algunos platos, que se cree fueron robados. Domingo Gómez, dijo al respecto: “Hacia yo una visita de inspección al establecimiento carcelario y recibí una sorpresa desagradable, se me apenó el espíritu y me llené de vergüenza, al ver que el antiguo Tuturutu, vocero de la fama, que servía de coronamiento glorioso a la pila en cuestión, yacía en la cárcel pública, haciendo compañía a los detenidos por la perpetración de crímenes o faltas graves. El Tuturutu que no había cometido más delito que el presidir los destinos de Arequipa en varias centurias”.

La población seguía descontenta por el cambio, hasta que en 1928, fue repuesta la pila, pero se le agregó una tercera taza de bronce. En la gestión del alcalde Guillermo Lira Harmsen, entre 1974 y 1976 se hizo una limpieza de la bomba de la pileta y no es hasta la gestión de Juan Manuel Guillén Benavides, en el año 2002, que se desmontó nuevamente para hacerle una limpieza, mantenimiento y recuperación.

En épocas recientes el Ángel perdió sus alas y también uno de sus antebrazos. “Con la última restauración se le arregló y confeccionó un nuevo antebrazo, pues el Tuturutu anterior presentaba la mano pegada al codo, algo de lo que quizá mucha gente no se había percatado” (Pablo Nicoli 2009).

El próximo martes se estará entregando a la ciudad, una pila y un Tuturutu en completo mantenimiento. Se ha hecho una limpieza integral y ahora se puede notar detalles que tenía y que por la acumulación de suciedad y materiales que nunca debieron utilizarse, eran imperceptibles a simple vista.

El arquitecto Gómez Zanabria señala que aún hay incertidumbre sobre la originalidad de la figura del Tuturutu respecto al resto de la pileta, por la evidencia gráfica de los primeros grabados y fotografías de la pileta de la plaza de armas en el siglo XIX, que muestran un personaje diferente, ya sea por error de los primeros grabados o haber sido objeto de un cambio, que ha sido motivo de versiones periodísticas, al plantear la duda sobre si se trata de dos figuras diferentes.

Esta investigación, que incluirá el análisis químico de los metales, será motivo de un estudio posterior, además de analizar más documentos hasta lograr certificar al autor de la pequeña estatuilla.

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