Gobierno inauguró templo hindú sobre las ruinas de una mezquita

En la ceremonia participó el primer ministro, quien va por la reelección, a poco de las elecciones. 

En India, miles de personas asistieron a la inauguración del imponente templo dedicado al dios hindú Lord Ram, en la ciudad de Ayodhya. Este centro, de 50 metros de altura, costó un aproximado de 240 millones de dólares con dinero financiado con donaciones populares. Su construcción se erigió después de más de tres décadas sobre las ruinas de una mezquita. 

El culto musulmán se construyó en el siglo XVI por el emperador mogol Babar, pero fue derribado en 1992 por una turba de religiosos hinduistas en el marco de una campaña liderada por una organización extremista y el ahora partido gobernante Bharatiya Janata Party (BJP) de Modi.

Tras el hecho, los enfrentamientos entre hindúes y musulmanes causaron la muerte de 2 mil personas, en su mayoría pertenecientes a esta última comunidad que en 2011 representaba el 14,2 % de la población o 172 millones de personas, según el último censo realizado. 

A la ceremonia también asistió el primer ministro del país, Narendra Modi del BJP, cuya presencia y discursó generó suspicacia, ello a unos meses de las elecciones nacionales, donde esta autoridad busca ganar la reelección por tercera vez. Otros acusan directamente a Modi de militarizar la fe hindú y utilizar el Templo de Ram para obtener beneficios políticos.

“El 22 de enero de 2024 no es solo una fecha en el calendario, sino que anuncia el advenimiento de una nueva era. Tras siglos de paciencia sin precedentes, incontables sacrificios, renuncias y penitencias, nuestro Lord Ram llegó”, expresó Modi. 

CELEBRACIÓN

En el templo, Modi presidió la Pran Pratishtha o ceremonia de consagración de Lord Ram, una de las deidades más veneradas del hinduismo. En el exterior, helicópteros militares sobrevolaron el templo y la ciudad lanzando pétalos de flores sobre el vasto edificio y la multitud de dignatarios. Hubo celebraciones en todo el territorio y los políticos animaron a la gente a participar en los festejos en sus casas y templos, asegurando que sería un acontecimiento nacional. 

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