La “araña” Bernardo, un grande entre los guardametas de Arequipa

A SUS 69 AÑOS, SIGUE JUGANDO EN LIGAS MASTER POR EL CLUB PIÉROLA

Afirma que para ser arquero se necesita garra y disciplina.

Por: Freddy Aguilar

Nació un 01 de octubre en Cusco, pero abrió los ojos en Arequipa. Todo comenzó el día en que vio tapar a Ricardo Valderrama. Ya varios arqueros lo habían sorprendido, pero él lo deslumbró. Así nació su pasión. Desde pequeño le gustaba jugar con personas mayores, lo que le ayudó a madurar rápidamente en el deporte rey.

Debutó en la liga distrital, o tercera división en aquellos tiempos, en las líneas del Atlético Simón Bolívar de Paucarpata, aun cuando estudiaba en el colegio Mercedario San Pedro Pascual. Quien lo motivó y presentó al equipo fue el entrenador Mario Villa. Recuerda que además de los estudios y entrenamientos del equipo, su padre lo llevaba siempre a jugar a Chapi donde trabajaba, y ahí jugaba contra grupos de personas adultas para “curtirlo” en la cancha.

Terminó sus estudios y fue a Lima a trabajar en la minera Orcopampa, donde se desempeñó como funcionario por unos 20 años, que nunca escasearon de fútbol. Ahí ingresó al club Unión Minas donde jugaría desde el año 1981 hasta 1991. Con ese club jugaría las finalísimas de la Copa Perú y se enfrentaría a los mejores prospectos de todas las provincias, llegando a ser campeón en una oportunidad.

De esos 10 años guarda vivos recuerdos, pues era el único jugador estable de la plantilla, por ser funcionario contratado en la mina. Así fue compañero de hasta 200 futbolistas, entre ellos José Escalante, Iván Zúñiga y el mejor jugador del valle de Majes, Juan Zúñiga, así como de Deán Valdés, entre otros.

Recuerda que, en sus últimos años como arquero en Unión Minas, siempre hubo una constante de querer integrar un arquero más joven a la plantilla. Pasado el tiempo, debió de probar ser suplente. Sin embargo, en cada “clásico” que había contra el equipo Naval, lo colocaban de titular, y se transformaba en una fiera. “De la titularidad no me volvían a sacar hasta terminada la temporada”, comenta alegre.

Con la edad aprendió que lo más importante era la disciplina, mantenerse siempre en forma para los retos que le deparaba la edad. “Recuerdo levantarme a las 5 de la mañana para correr en los cerros. Me duchaba y partía al trabajo. A las 3 entrenaba con el club y eso me ayudaba cuando volvía a ser titular para darle la contra a todos aquellos que pensaban que ya estaba viejo para el fútbol”, precisa.

Otro momento emotivo en su carrera deportiva fue cuando fue invitado a pertenecer al mismísimo club Sporting Cristal, donde tapaba en ese momento Ramón Quiroga.

 “El puesto del arquero es el más difícil, porque los errores se pagan caro y para conseguir un puesto uno tiene que ser muy bueno. Siempre he aspirado a ser único y el mejor en lo que realizo. Es un reto que va con mi forma de ser”, señala.

MUCHO POR OFRECER

Ahora, lleva una vida familiar tranquila, sigue trabajando como contador, y por supuesto, siempre tiene tiempo para su deporte favorito. Asiste a una cancha cercana a la avenida Dolores donde se reúnen antiguas figuras del buen fútbol arequipeño, muchos ex jugadores del Piérola que lo ha fichado para su selección Master.

“A las nuevas generaciones de futbolistas les falta garra y, sobre todo, disciplina. En la vieja escuela, existía la concentración, pero era de verdad. Las canchas eran de tierra y las pelotas duras nos incentivaban a ser más firmes, más concentrados en nuestra mejora. Ahora juegan sin esa garra de antes. Con tanta plata en juego, no están listos para los más grandes escenarios deportivos”, señala un poco malhumorado.

A sus 69 años, aconseja a los nuevos entrenadores a que incentiven a los jóvenes sobre todo la disciplina, que es lo que lleva lejos a los atletas. Y agradece a todos los que lo reconocen en el ámbito deportivo. De Bernardo, todavía hay mucho fútbol que ofrecer. Y lo seguirá ofreciendo hasta que el cuerpo aguante.