Arequipa

Las velaciones: una tradición que conservan los characatos   

31 de octubre de 2020
Las tradiciones de noviembre buscan recordar a los parientes que ya no están con nosotros.

A la luz de las velas familiares acompañan al difunto toda la noche.

El culto a los difuntos está vinculado al uso de las velas. Una muestra representativa de esta tradición sigue viva en el distrito de Characato, allí las familias pasan la noche del 1 de noviembre en el camposanto, y a la luz de una flama guían el camino de las almas de aquellos seres que ya partieron.

El Día de Todos los Santos, que se conmemora el 1 de noviembre, es la fecha elegida por las personas para visitar los cementerios del país y rendir homenaje a sus familiares y amigos que partieron de este mundo. Cada año, por esta fecha, se aprecia un gran número de gente que visita los camposantos, hoy esta tradición se verá interrumpida por la pandemia.  

Existe una diversidad de ritos que se celebran para homenajear a los difuntos, uno de ellos son las llamadas velaciones, que se practican tanto en el norte y sur del país. En Arequipa esta tradición heredada de generación en generación entre los habitantes de los barrios del distrito de Characato, conocidos hace 200 años como pagos, se sigue practicando.  

En un escenario de normalidad, los últimos días de octubre, las familias de los barrios tradicionales de Characato comenzaban a llegar ajetreadas al cementerio del pueblo para retirar las malas hierbas que crecieron alrededor de las tumbas, pintar las cruces o volver a escribir los nombres del difunto.  

Todo debe estar listo para la noche del 1 de noviembre, fecha en la que, a diferencia de los otros cementerios de la ciudad donde la gente asiste masivamente de día, los characatos realizan las velaciones de sus difuntos durante toda la noche.  

Al oscurecer la extensa alameda de cipreses que lleva al ingreso del cementerio se ilumina con las luces inteligentes cuyos sensores se activan por el movimiento de las personas. Antes de tanta modernidad era necesario usar linternas para transitar por esa zona.  

El habitual silencio de la última modada de los difuntos se rompe con la masiva asistencia de las personas, transformándose el lugar en una pequeña ciudad iluminada con los sirios, veladoras o faroles, esto crea la ilusión de viejos mausoleos convertidos en castillos de sillar y piedra, y tumbas en casas.  

El historiador Hélard André Fuentes Pastor, en su escrito “Misterios del cementerio de Characato”, relata que en el camposanto la mayoría de sepulcros se realizan en mausoleos familiares. “El primer mausoleo corresponde a la familia Bragagnini. Al interior, entre cruces y flores secas, destaca el mausoleo de piedra de la familia Pinto Pinto que nos remonta al año de 1963”.  

Así también, nichos más antiguos como el de doña Manuela Cárdenas Rivera, fallecida el 23 de junio de 1928. El longevo Felipe Chávez L., fallecido a los 115 años en 1962. Aunque la data de las sepulturas es del siglo XX, muchos de los nuevos mausoleos guardan los restos de antiguos characatos que fueron trasladados de sus tumbas.  

En el Día de Todos los Santos, es tradición que al momento de encenderse las velas la familia se congregue frente a la tumba, todos rezan o dialogan recordando al ser que murió. Hay risas y llanto, sentimientos que se mezclan con las canciones interpretadas por conjuntos musicales y charros.

En los exteriores del camposanto hay humeantes puestos de anticuchos, caparinas y buñuelos. Pero son las vendedoras de ponche y diana, quienes atienden durante toda la noche a los clientes que no necesariamente piden sus bebidas con alcohol, para mantener caliente el cuerpo durante la noche.

Los visitantes permanecen despiertos en el panteón hasta que los cirios y velas terminan de consumirse, con la luz de esas flamas guían el camino de las almas el día 2 de noviembre. 

Participan de este ritual niños y adultos, mostrando un profundo respeto por el ser querido que se fue. Hay escenas de familias numerosas compartiendo, y también de solitarios visitantes, silenciosos y entristecidos. 

Coronas colocadas en las cruces de las tumbas.
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