Unos 46 niños con labio leporino son operados gratuitamente

Menores de edad son beneficiados con Operación Sonrisa. Tendrán que seguir tratamientos de dicción para superar sus daños.

 

 

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Por: Lino Mamani A.

Fotos: Jorge Esquivel Z.

 

Connie P. P. mira atentamente la cámara fotográfica esbozando una sonrisa. Hace dos horas estuvo en la sala de operaciones del cuarto piso del hospital regional Honorio Delgado Espinoza, siendo intervenida quirúrgicamente. A sus seis meses de nacida ya fue intervenida.

Todavía lleva rastros de sangre y una pequeña costura en el labio superior. Su operación del paladar hendido demoró 45 minutos, el tiempo que tuvo que soportar el dolor para que no quede afectada toda su vida.

“Algún día le diré qué pasó con ella, qué problema tuvo en el labio y quienes fueron los que la ayudaron”, cuenta María Puma Escobar, su joven madre de 25 años, mientras la mira contenta suspirando por momentos.

Connie fue la primera y la más joven de los pacientes con labio leporino y paladar hendido que acudieron al nosocomio para que los médicos voluntarios de “Operación sonrisa” hagan maravillas con bisturí en mano para corregir sus defectos congénitos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que uno de cada 700 nacidos llega al mundo con estas malformaciones. Estos males no distinguen de condición económica y aún los investigadores buscan sus verdaderas causas. Hay casos que son genéticos, otros por mala alimentación de las gestantes y unos tantos por maltratos.

EN BUSCA DE UN SUEÑO

Desde ayer los galenos de “Operación sonrisa” iniciaron con las intervenciones quirúrgicas gratuitas a los que padecen de estas malformaciones. En los tres días que estarán en Arequipa prevén ayudar a 46 pacientes que estén registrados.

El año pasado, Jorge Soto Quispe (38) gastó sus pocos ahorros para emprender un viaje de cuatro horas desde Juliaca hacia la Ciudad Blanca, junto a su esposa y su hija Diana. Lamentablemente no alcanzó a registrarla, perdiendo la oportunidad de cambiar el destino de su hija.

Este año no estaba dispuesto a que se replique. Apenas se enteró que la campaña se iba a realizar, llegó con más tiempo y hoy está parado mirando a su hija, quien en lugar del paladar hendido muestra una cicatriz en el labio.

“Menos mal. Estoy tranquilo porque qué hubiera sido de mi hija, la gente es mala y se burla o la para mirando con lástima la operación es cara y no tenía dinero para hacerla operar en otro lugar”, cuenta el progenitor, quien confiesa que en algún momento despreciaba a las personas con labio leporino, pero que “Dios me hizo una prueba para comprenderlos”.

IRONÍAS

Mientras los médicos a nivel nacional se resisten a volver a sus centros de labores debido a la huelga que llevan, los galenos voluntarios de “Operación sonrisa” hacen lo contrario. Aprovechan sus vacaciones y sus días libres para seguir laborando.

Los 40 médicos -dos son estadounidenses- y el equipo de voluntarios de Arequipa y de Lima, son apoyados por cinco empresas privadas.

La directora ejecutiva de este programa voluntario en Perú, Claudia Tudela Gubbins, afirmó que en los nueve años que llevan operando, son 419 pacientes favorecidos en Arequipa. A nivel nacional son cuatro mil 200. “Luego de operar acá nos vamos a Cusco”, acotó.

SONRISAS POR DOQUIER

Connie y Diana tienen que pasar por un tratamiento para poder recuperarse del todo y su problema de labio leporino pase al olvido. Su edad temprana las favorece. Antes de los tres años es ideal, dicen los médicos.

Sin embargo, el 60% de los que padecen de las malformaciones, se operan después de esta edad o simplemente no lo hacen. Uno de los motivos es por el alto costo de las mismas. Exceden los 750 dólares. Mientras más crecen el problema se agrava, no pueden hablar correctamente y son víctimas de abusos.

“Algunos no solamente requieren de una operación, sino de tres o cinco, que es lo ideal para que puedan estar bien”, agrega Claudia. 

Para cuando Connie crezca su madre le contará todo lo ocurrido y también sabrá que su padre la abandonó para irse con otra pareja. También se enterará de las diatribas que su madre pasó para que vuelva a sonreír.