Arequipa

Arequipa y sus historias de terror en el Centro Histórico

31 de octubre de 2016
Historias de terror. En una caminata de más de dos horas por las principales iglesias, conventos y casonas del corazón de la ciudad, el escritor Pablo Nicoli se convierte en un “cura cuenta-cuentos”. 
 
Esta vez a horas de las celebraciones de Halloween y Día de los Difuntos, una delegación de arequipeños y extranjeros, sedientos de historias espeluznantes acompañaron a Nicoli en un recorrido amenizado por 20 historias poco conocidas y llenas de misterio.
 
Por: Elizabeth Huanca U. 
 
“Ella despertó en medio de velas que combinaban macabramente con la oscuridad y un frío sepulcral. No había nadie, solo un hombre la miraba aterrado, inerte. Estaba dentro en un féretro, dentro de una iglesia, estaba en su propio funeral. Respiró agitadamente absorbida por el miedo; su corazón no resistió la impresión y cayó fulminada por un paro cardíaco”. 
 
“El joven que la observó segundos antes corrió desesperado en busca del sacerdote; la muerta había revivido. Cuando ambos llegaron la encontraron recostada nuevamente sobre su cajón. ¡Murió dos veces! Se dijeron”. 
 
La historia es real. Sucedió a principios del siglo XX en la iglesia San Francisco, cuando aún las familias solían velar a sus difuntos en templos. La historia de “La mujer que murió dos veces” corrió rápido por las estrechas calles de una Arequipa que todavía no despertaba a la modernidad. 
 
“En realidad, luego se supo que la dama sufría de catalepsia (un trastorno que genera la inercia completa del cuerpo y que puede ser confundido con la muerte), su familia al creerla muerta, la veló en la iglesia. Cuando el velorio terminó y el ayudante del párroco empezaba a apagar las velas, la mujer despertó y al ver la escena murió de un ataque al corazón”, cuenta el escritor Pablo Nicoli, mientras observa la iglesia de los padres franciscanos parado en medio de la plaza San Francisco. Atrás decenas de personas escuchan silenciosamente. “¡Pobre mujer, que horrible muerte!”, pienso.
 
 
Nicoli se ha disfrazado con una túnica negra, es un sacerdote cuenta-cuentos. La historia que acaba de contar es una de los cientos de cuentos y leyendas misteriosas que se esconden tras las paredes de iglesias, casonas y conventos del Centro Histórico.
 
El varón a pocas horas de Halloween y el Día de los Difuntos realiza el quinto tour denominado “Arequipa y sus misterios”, donde narra alrededor de 20 historias reales y otras no tanto, de la Arequipa de antaño, que aún vive en sus viejos predios de sillar.
 
Es sábado. La comitiva empezó el recorrido a las 7 de la noche en la Plaza Mayor, donde antiguamente funcionaba el mercado de la ciudad. El punto de concentración fue el portal de San Agustín. Allí la historia real del “Hombre más avaro de Arequipa”, que data de más de 200 años, empieza. 
 
“Este era un hombre muy avaro, hijo de un español que vendía quesos en una de las casas de estos claustros. No gastaba en nada, ni en él, parece que solo se alimentaba de sus quesos. Un día no abrió su local, pasaron dos, tres, cuatro días y nadie supo nada de él. Los vecinos preocupados llamaron a la Policía para que entre a su casa. Al ingresar lo encontraron muerto. Aparentemente había fallecido atragantado comiendo una pieza de queso; cuando los guardias intentaron levantar su cuerpo, una rata pequeña salió de su boca, dejando a todos atónitos de miedo y asco… Las noticias que en los días siguientes se publicaron fue que no murió atorado por el queso, sino por el roedor”. 
 
La siguiente parada es en la Iglesia de La Compañía y los Claustros. Allí el escritor busca liberar la tensión de historia de muertos, ratas y demás. Con un simple juego, le demuestra a la gente que las historias y leyendas cambian. Algunos datos se omiten y otros, muchas veces, se inventan cuando se pasan de boca a boca. 
 
El escritor narra un cuento, sacando fuera del recinto a cinco personas. Cuando acaba le pide a alguien del grupo que le cuente la historia a uno de los ausentes que acaba de ingresar al círculo humano, este a su vez, le cuenta al cuarto integrante la historia, este hace lo propio con el tercero y así sucesivamente hasta llegar al último de los participantes que no escuchó la leyenda. Al final, este deberá contar a todos lo que escuchó; lo hace de tal forma que el grupo rompe en carcajadas. “Los cuentos cambian con el tiempo y las personas”, afirma.
 
El tour luego hace su paso por el pasaje de la Catedral, en el trayecto se han lanzado varias historias, como Mónica, la bruja del Vallecito y se han desatado debates entre los asistentes que se animan a contar sus historias paranormales. Es una noche de terror y risas.
 
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En el lugar, donde las tenues luces pintan hermosamente la infraestructura de piedra y sillar, hoy funcionan restaurantes y tiendas donde se venden prendas de alpaca. Allí se originó la leyenda del “Cura sin cabeza”. Una fantasía de los antiguos que causaba terror a principios de 1900. Varios citadinos aseguraban haber visto al sacerdote en posición levitante, buscando su cráneo, perdido y “robado” por un can en la Plaza Mayor, tras una gresca con un noble español.
 
Pasos más allá, en los exteriores del Monasterio de Santa Catalina, el complejo religioso fundado en 1579 se encuentra el escenario ideal para contar la historia de “La monja quemada”, otra historia real de entre 1830 y 1831.
 
Una religiosa entregada desde niña por su familia a las madres del convento Santa Teresa para su crianza, decidió huir del lugar santo para llevar la vida que siempre soñó: quería casarse y tener hijos.
 
Uno de sus tantos días de residencia en el recinto, leyó la historia de una monja que murió quemada en Salamanca (España). Entonces tomó la decisión de recrear el mismo escenario, donde ella sería la protagonista. Planeó, la estrategia por tres años y lo cumplió con ayuda de una de las cuidantes, quien una noche trajo el cadáver de una mujer al que ella vistió con sus prendas y prendió fuego, luego huyó. Las noticias, días después, revelarían su fallecimiento en un incendio producido en su celda religiosa.
 
“¿Cómo sabe que esa historia es real?”, pregunto a Nicoli. “La joven ya casada y con hijos, volvió varios años después del extranjero, a donde huyó, para cobrar una herencia de su familia. Para recibirla tuvo que identificarse y contar la verdad”, asegura.
 
El tour casi ha terminado. En cada parada el escritor cuenta varias leyendas e historias reales, algunas creíbles, como los amantes enterrados entre paredes en lo que hoy se conoce como la casa encantada de Yanahuara; la historia de duendes en Cayma, o almas que viven por miles de años y aturden a vigilantes en la Casona del Moral.
 
La delegación vuelve al punto de inicio, la Plaza Mayor, allí otras historias más populares, como la sirena del puente Bolognesi, El demonio de la Catedral, traído desde Francia y sobre el que se tejen leyendas temibles, el Tuturutu y demás, se abren paso en medio de una ciudad moderna, pero que guarda en sus predios viejas y buenas historias que usted debe conocer. Cada recorrido nunca será igual al otro. “Siempre hay gente nueva que escucha las historias y las cuenta a su manera”, asegura Nicoli.
 
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