La última obra de Luis Quispe en la biblioteca regional
UN HOMENAJE A LA FUERZA DE LA JUVENTUD Y A LA CREATIVIDAD
La exposición inaugurada se podrá visitar todo el mes.
Por: Freddy Aguilar.
Fue en el segundo patio de una oscura casona que antes fue parte de un hogar. El recinto sirve ahora como un depósito de los antiguos libros de un premio nobel aún con vida. Fue ahí, en la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, donde se realizó la exposición individual que Luís Quispe, fallecido en el mes de julio a los 33 años, había preparado mientras se mantuvo con un anhelo de persistir más allá de lo material. Típico en un artista.
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A la ceremonia de inauguración asistieron sus familiares y amigos. Los primeros con trajes negros u oscuros, se apegaron a la pared de sillar al margen derecho debajo de unos faroles que denotaba sus gestos. Todo el espacio sobrante lo ocuparon sus amigos y compañeros de la Escuela Superior de Arte “Carlos Baca Flor”, donde se había enamorado de la pintura.
Las palabras de apertura, que en esta ocasión fueron obligatoriamente encargadas a los más cercanos del autor, su madre y un amigo cercano, denotaron una sincera nostalgia. Cubrir el lugar de quien se fue temprano suele ser difícil. Sin embargo, Luis había dejado un ensayo de su alma estampado en 20 telas.
Adepto al esoterismo, la hermenéutica, lo espiritual hasta lo religioso, no sorprende que su obra explore el mismo aspecto, pero interceptado por la imaginería pre inca. Conceptos como la tribu, la ascensión, la hermandad de los hombres, la fiesta, aparecen con una complicidad en sus formas que explican una original síntesis de lo esencial de vivir.
La exposición fue organizada por el colectivo artístico Quipa, un grupo de artistas de la escuela previamente mencionada. La música corrió por parte de Carlomagno Medina. Los comentarios fueron escritos por Heiner Valdivia y el homenaje se extendió por todas las partes de la ciudad.
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