Arequipa

Arequipeños de mi tiempo – I

18 de agosto de 2022
Por: Dr. Fortunato Turpo Choquehuanca

EL FORO DE DIÓGENES

Por: Dr. Fortunato Turpo Choquehuanca

Al conmemorarse el 482 Aniversario de la Fundación española de Arequipa y cucufata ciudad, no podemos dejar de rendir homenaje a sus mejores hijos, con mentalidad amplia y sin prejuicios, con la sabiduría del Misti; pero no así a quienes cultivan la arrogancia y la mediocridad.

Rendimos homenaje con nuestros recuerdos a quienes tienden la mirada hacia el futuro con el gruñir de las barricadas de La Merced y no a quienes, que, ostentando un cargo público, lo hacen pensando en el bolsillo del cleptómano. Rendimos homenaje a sus mejores artistas e intelectuales que han dado lustre y forma a Arequipa Capital Jurídica del Perú, a la Arequipa de nosotros.

Escribimos “Arequipeños de mi Tiempo”, como testimonio de la amistad cultivada con arequipeños de verdad, desde cuando aún éramos muy jóvenes. No interesaba la edad para aquellos con quienes teníamos grandes tertulias sobre el pensamiento y el destino de Arequipa y el Perú.

Ahora, que por motivos de nuestra labor internacional caminamos el mundo, nuestra reflexión sobre nuestra tierra es más aguda y, confieso que, ante la mirada del mundo en el seno de las Naciones Unidas, siempre me escuchan hablar de Arequipa, aún la única y verdadera cuna de la juridicidad; pues hace tiempo este honor es amenazado por la abulia de los hombres del derecho.

Sin embargo, quiero mostrar algunos perfiles de la verdadera imagen de Arequipa, a través de sus personajes, como Don Manuel Gallegos Sanz, poeta y periodista, autor de obras como “Cayma”, “Flechero Satírico” y “Guitarra Melgariana”, a quien conocimos en 1964 y porque sus recuerdos en Azángaro de 1924, fueron de testimonios sangrientos dirigiendo el periódico “La Provincia”. Desde aquel año (1964), siendo estudiante de la Universidad Nacional de San Agustín, cultivamos una amistad familiar permanente, recibiendo de don Manuel sus consejos y enseñanzas.

Guillermo Zegarra Meneses, magistrado de gestos nobles como la de los siempre maestros, Julio Morriberon, Eduardo Reynoso, Benjamín Román Manrique y Jesús Rodríguez, que cariñosamente sus alumnos le llamábamos “el tacho Rodríguez”. Ellos, renombrados procesalistas honestos de la Corte Superior de Arequipa. El Dr. Zegarra Meneses, tal vez el único historiador y jurista, abrió las puertas del conocimiento de la historia de Arequipa, con su libro “Arequipa, en el paso de la Colonia a la República” (1973). Charlábamos sobre Arequipa en el pasaje El Solar, degustando los ricos alfajorillos, que mucho le gustaba y, recomendaba se conserve y se promueva el Museo Municipal de San Francisco.

Para los intelectuales y artistas, siempre fue un pequeño refugio de largas y sesudas conversaciones el Café Mónaco y Le Paris en Mercaderes o, El Dante en el interior de las galerías Gamesa y en el Portal de San Agustín, de las alemanas, donde no solo estaban el poeta Guillermo Mercado, José Villalobos Ampuero, Eduardo Gómez Becerra, los hermanos Rubén y Marco Tulio Pacheco, sino también Xavier Bacacorzo, Alfredo Cateriano y Falseto y Toto Núñez Rebaza, con quienes pasábamos largas horas de la noche. Ahora no solamente han desaparecido los cafés, sino también las personalidades intelectuales que han dado lustre a la verdadera imagen de nuestra querida Ciudad Blanca.

Hoy, con mucha pena, damos un paseíto por Mercaderes y calles aledañas, y retornamos a casa sin poder conversar con ningún intelectual.

Esta galería del recuerdo, no es sino una muestra de la generosidad de aquellos hombres y mujeres que nos han brindado su amistad y de quienes hemos aprendido a querer a Arequipa, a su gente y a sus provincias, junto al Misti y el Coropuna. En esta ocasión iniciamos a describir los pasajes y recuerdos de los personajes Arequipeños, agradeciendo al señor gerente de este Diario EP, Juan Carlos Morales Cabrera.

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