Editorial: 2018, el año que se va

En el último día del año 2018, el Perú vivió situación singular, una campaña de saneamiento público, que bien podría denominarse única en su historia, ha sido la lucha frontal encabezada por el propio Presidente de la República para combatir una corrupción que lamentablemente no es nueva ni única en la historia de la República, que ha tenido respuesta favorable en la opinión colectiva, lo que se evidenció en el referéndum en el que se aprobaron medidas positivas en la reforma del Poder Judicial, y de la administración pública en general y en una anunciada reforma política, destinada a preservar disminución radical de lo que envenenó y dañó gravemente la economía nacional.

Es verdad que los corruptores fueron extranjeros y nacionales, y también es cierto que los males fueron creciendo en la medida en que públicos y privados se vieron atraídos por los malvados y cedieron a los empeños de quienes terminaron por beneficiarse como propios o con sus partidarios en las malas aventuras.

La mayoría de los peruanos repudiaban las fórmulas usadas, y por eso se sintió contento cuando los buenos comenzaron a enderezar las cosas y una reacción latinoamericana condenó los excesos que iniciaron empresas brasileñas y también en ese país se dio ejemplo de lucha tenaz y dura contra el mal, cuando se condenó a prisión a un expresidente de la República, y al poderoso Partido de los Trabajadores que lideraba.

Aquí en Perú también ha habido valientes que se han enfrentado a los poderes equivocados. Tenemos gobernantes que fueron y que ahora están investigados como presuntos responsables de daño a los dineros públicos y por un monto de millones de dólares.

La limpieza tiene que ser general y eso es lo más resaltante del 2018, así como el cambio constitucional de un jefe de Estado que prefirió renunciar para que no se interrumpiera el orden legal y siguiéramos viviendo en democracia.

El 2018 será recordado como el año del inicio de una limpieza pública deseada por el país y por América Latina.