Editorial

Editorial: La política en salmuera

Por diarioep / 6 de mayo 2019

Las declaraciones prestadas por el exfuncionario de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, han causado nueva conmoción en la política peruana, especialmente relacionada con el caso Lava Jato y puesto en apuros a uno de los partidos políticos más importantes en el siglo XX y a personalidades de la vida política y económica del país, principalmente en el sector construcción.

Se entiende que el deseo común de los peruanos es enterarse de verdades, determinar responsabilidades de los actores, reales o presuntos, y permitir una renovación de los cuadros líderes tradicionales, para reemplazarlos por juventudes que piensen diferente y actúen mejor en favor de la República.

La renovación de cuadros es impuesta por una realidad desagradable y hasta penosa como es el tener en proceso de enjuiciamiento a jefes de Estado o a políticos connotados que se vincularon a las indebidas maniobras de recibir dinero como sobornos de obras públicas significativas.

El partido de mayor tradición en la política peruana ha sido especialmente dañado no solo por el suicidio de su máximo líder, quien fue dos veces presidente de la República, sino por el lodo que se generó en sus acciones y que comprometió al partido como un todo.

Tenemos la esperanza de la resurrección, pero para eso se ha tenido que llegar a un fondo del que solo se podrá salir en la medida en que se ventilen y se renueven las formas usadas en contra de los intereses del país y también que se paguen las reparaciones que sean consecuencia de llenarse los bolsillos de algunos con el dinero de todos y que los fiscales y jueces procedan correctamente, estaremos más cerca de un nuevo amanecer.

El proceso ha terminado abruptamente y es necesario empezar de cero invitando a renovar moral pública, a castigar a los delincuentes como manda la ley y asumiendo que el juramento que se presta al asumir toda función de gobierno debe ser cumplido escrupulosamente, sino Dios y la patria lo demandarán.

La crisis que vive la política peruana debe ser resuelta en una forma tal que el único camino es acudir a una juventud que tenga fe en el futuro y que sepa cumplir las obligaciones del juramento que los gobernantes hacen al asumir el cargo.

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