Editorial: La seguridad en los colegios

En el 2017 el problema del fenómeno de El Niño tuvo consecuencias lamentables en los locales de las escuelas y colegios, especialmente estatales, de todo el norte del país.

Entonces como ahora en el sur no se puede señalar con dedo acusador al Estado por haberlos construido en lugares de alto riesgo, de seguro en la creencia de que no se podía señalar semejante error, sino en particulares alentados por traficantes de cauces de torrenteras o de quebradas ni mucho menos suponer la participación en la comisión de hechos delictivos por parte de alcaldes o de operadores empeñados en lucrar con bienes estatales.

Lo ocurrido no es solo responsabilidad del Estado, sino también negligencia manifiesta de las autoridades responsables del adecuado mantenimiento de aulas donde niños y jóvenes reciben instrucción con cargo al presupuesto de la República y de los gobiernos regionales que a través de sus gerencias de Educación tenían la responsabilidad de conseguir dineros para atender los requerimientos del paso del tiempo.

Ahora que el fenómeno de El Niño está golpeando más al sur que al norte se resaltan las dificultades que confrontarán Arequipa, Puno, Tacna y Moquegua en lo que se refiere a planteles de inicial, primaria y secundaria, y se requiere de una dotación económica suficiente para poder dar seguridad a quienes empezarán su año académico en los primeros días de marzo.

Los alcaldes tienen una misión muy importante para verificar el estado de los locales escolares y reclamar la atención hacia muros peligrosos, techos dañados o material en mal estado que pudiera haber en los colegios nacionales.

El problema de la educación no es solamente los haberes de los profesores, sino el buen estado de los locales donde los estudiantes reciben instrucción.

Ahora que el fenómeno de El Niño está golpeando más al sur del país se requiere una especial atención en lo que se refiere al cuidado de los niños y la seguridad que supone tener centros de formación adecuados y seguros para no tener que lamentar lo que ya pasó en el norte y la dolorosa pérdida de vidas de peruanos en formación.