Editorial: Las investigaciones en la Beneficencia

Tres líderes del movimiento Arequipa Renace que llevó a la alcaldía provincial a Omar Candia Aguilar conforman el nuevo directorio de la Sociedad de Beneficencia Pública, organismo en el que se han comenzado a realizar investigaciones sobre denuncias presentadas y presuntas irregularidades.

Hasta ahora las averiguaciones están limitadas a presuntas violaciones de las normas de contratación de personal y a supuestos malos manejos sobre gastos ordinarios e inversiones en obra pública.

Pero nadie ha dicho una palabra con respecto a asunto, que incluso denunciáramos, que se concretó en los primeros días de octubre del año pasado y que estuvieron referidos a una concesión de 25 años que el directorio anterior de la Beneficencia pactó con una empresa privada y que debería ser esclarecido al detalle.

Nadie se explica el por qué, faltando solo dos meses para un inevitable cambio en la dirección de la Beneficencia, se apresuraron las cosas para esta concesión que bien merece ser objeto de averiguación exhaustiva con respecto al futuro del exhotel Presidente en el edificio de 12 pisos que la Beneficencia construyó en la esquina de las calles Piérola y Santo Domingo.

Debe recordarse que el elefante blanco en el que se convirtió dicho proyecto hotelero, nunca ha significado beneficio alguno para la Beneficencia. Así fue cuando lo administraba la misma Beneficencia y después cuando fue entregado en alquiler a quienes nunca pagaron un centavo y que además se llevaron todo lo que había dentro.

Ahora hay sospechas que deben ser esclarecidas, sobre todo, la relacionada con el apuro de concretar la concesión de recibir dinero a cuenta y de no merecer una aprobación del pleno del concejo que fuese satisfactoria para todos los que presenciaron el final de la gestión de Alfredo Zegarra.

En la Beneficencia Pública, Arequipa Renace tiene la obligación ineludible de esclarecer el manejo administrativo y de rendición de cuentas de gestión anterior. Sobre todo interesa la concesión que por 25 años se pactó con una empresa privada para el edificio monumental ubicado en la esquina de las calles Piérola y Santo Domingo.