Editorial: Los ambulantes de Mercaderes

No han resultado ciertas las versiones de que la Policía Municipal, reforzada con la contratación de nuevos efectivos, y el serenazgo provincial, se estaban preparando para realizar una campaña contra el comercio ambulatorio que florece en los días previos a las fiestas patrias y también a los festejos conmemorativos del aniversario de la ciudad.

En la última semana, una pareja de mimos están haciendo travesuras en la primera cuadra de Mercaderes, interrumpiendo la libre circulación de los numerosos peatones que se desplazan por esa vía peatonal y también se advierte la presencia de imprudentes ciclistas que recorren la arteria, aparte de vendedores que ocupan los sueldos y hasta comerciantes de emolientes y comidas.

Sabido es que este hecho no merece la menor intervención policial, en la confianza de que corresponde al municipio la tarea de conducir el cuidado y respeto que el peatón debe recibir en las calles y avenidas, y lo curioso es que el día domingo el abandono de esa vía céntrica es total, especialmente en la tarde y noche cuando prácticamente las dos primeras cuadras están repletas de vendedores ambulantes procedentes de Puno y del Colca que centran su labor de venta con turistas interesados por el colorido de sus presentaciones y lo atractivo de sus precios.

Indudablemente, Arequipa merece un cuidado especial en estos tiempos y lo deberá tener también durante la realización inminente de la Convención Minera, estando obligado la comuna a hacer un esfuerzo para conseguir limpiar las veredas de vendedores informales, detener la contaminación sonora móvil, que estando prohibida se realiza e intervenir más eficazmente en la congestión vehicular.

El problema del comercio ambulatorio está llegando a extremos en la zona histórica central de la ciudad, incluida la calle Mercaderes y las vecinas arterias de San Francisco, Santa Catalina, General Morán y Santo Domingo.