Editorial: Los feminicidios del 2019

En los 9 primeros días del presente calendario se han registrado cinco crímenes contra mujeres en distintos puntos de la República, provocando más inquietud entre los peruanos en general y en particular entre las mujeres que han sido víctimas de atentados, generalmente premeditados en lugares tan distantes como Tacna, Puno, El Callao, Junín y Ayacucho.

En uno de los casos más destacados en la prensa nacional, Ingrid Arizaga pereció víctima de tres balazos disparados por su expareja, dejando en la orfandad a cuatro niños y el autor resultó ser un agente de seguridad de empresa privada que justamente trabajaba en el Ministerio de la Mujer.

La policía ha actuado con rapidez en todos los casos y en el último de los crímenes el autor fue castigado en público por indignados vecinos y capturado solo minutos después de haber asesinado a su excónyuge.

El año pasado, la cifra de feminicidios en Perú, llegó a bordear el centenar y medio y ningún efecto disuasivo han tenido las penas de prisión ampliadas hasta la cadena perpetua ni tampoco la mayor actividad preventiva que se hace en las comisarías del país.

Parece ser que en este momento la corrupción y el asesinato de mujeres son los problemas más graves que confronta el Perú y que han originado o agravado una crisis política de la que el Gobierno está preocupado en atender en respuesta de demanda ciudadana. Lo que resulta más grave es la distracción que esto significa en el trabajo estatal por tener preferencia o dársela indebidamente, por buscar respuesta a la agitación callejera que se deriva de la crisis del Ministerio Público y de otros temas políticos que embargan al Poder Legislativo, al Ministerio Público y también al del Interior.

Los feminicidios proliferan en los primeros días del año 2019, sin que los legisladores y el gobierno encuentren solución eficaz para detener una ola de violencia contra la mujer.