Editorial: No creen más caos en el centro

Parece increíble que instituciones públicas encargadas de custodiar el Centro Histórico y las actividades normales de la ciudad capital, se empeñen cada día más en complicarle la vida a la gente y especialmente a quienes para movilizarse usan vehículos e incluso a los que caminan por las calles.

Cada día se informa de interrupciones de tránsito por acciones decididas por las autoridades municipales y el avance de las obras deja mucho que desear como es el caso de la calle Jerusalén y ahora también por labores que se realizan en Palacio Viejo y Santo Domingo para interconectar tuberías de agua y desagüe.

Esto tiene como consecuencia más molestias para los peatones y conductores de vehículos, y se si a ello se suma los cortes que se producen, por las mismas obras en agua y luz, se explican y justifican las protestas de peatones y de todo aquel que en una ciudad normal no tiene que ser molestado por semejantes situaciones.

Además, se ha verificado que cuando se realizan estas labores no están a disposición de los ejecutores los materiales indispensables para realizarlas con la velocidad necesaria y con licitaciones concluidas para el aprovisionamiento de recursos.

Que se tenga en cuenta, primero que nada a las personas que tienen el derecho al libre tránsito y a no ser perturbadas en sus acciones diarias y en los servicios que brindan las unidades móviles que utilizan.

No es posible que en cualquier esquina se disponga un cambio de ruta y se obligue a la persona a caminar por dónde no debía, llegar tarde a su trabajo o centro de estudios, evidenciando el poco interés que tienen los organismos públicos en lo solo servir sino en informar a los usuarios sobre los problemas que confrontará.

Los organismos de servicios públicos tienen que tener consideración y aprecio por los usuarios que usan las calles y por la información que se requiere alrededor de toda acción que entorpezca la vida y el tránsito normal.