Editorial: Nuevo feminicidio en Arequipa

El trabajador minero Harold Aco Salas (34) asesinó a su ex pareja Luz Clarita Tangoa (22), clavándole 23 puñaladas en presencia de un niño de 8 años de edad.

El responsable del crimen aduce como explicación que pretendía retornar a una relación amorosa con ella, pero que al comprobar su negativa asesinó a la mujer, madre de también de una hija, que juntos tuvieron hace dos años.

La suegra del culpable también fue herida. Los hechos ocurrieron en el distrito de Chaparra, en la provincia de Caravelí, y la ciudadanía del lugar y de la región Arequipa en general pide para el culpable la pena más severa.

Con este fallecimiento el número de feminicidios se sigue elevando y ya tenemos más de un centenar de mujeres que han sido agredidas y muertas generalmente por quienes fueron sus parejas, y que ganados por los celos perdieron razón hasta llegar al extremo de convertirse en asesinos.

El número de víctimas supera el de homicidios similares del año anterior y revela que no hemos encontrado solución en parte alguna del país a un problema que se agrava cada día.

Y qué de los decires, no hemos llegado a medidas concretas y específicas para eliminar la bárbara actitud machista de quienes consideran a la mujer como objeto de su propiedad y a la que matan peor que a animales.

Todos tenemos que sentir pena por lo infelizmente ocurrido y reclamar, una vez más que una acción del Estado sea disuasiva para que no se repitan estos fenómenos dolorosos que, aparte de las víctimas cuyas vidas se extinguen, lesionan a muchos niños que quedan huérfanos por la acción de quienes resultan ser padres de ellos y ex parejas de las fallecidas.

Todo feminicidio tiene razón de apenar a los peruanos y especialmente a las mujeres que viven amenazadas por acciones de violencia de sus ex parejas, enlutando familias y tornando en huérfanos a los hijos de los protagonistas.