Editorial

Editorial: Qué hacer con el carnaval

Por diarioep / 20 de febrero 2019

Durante el gobierno del doctor Manuel Prado, y como una consecuencia de los excesos que durante los feriados de carnaval tenían lugar en las ciudades de la república se optó por borrar del calendario los feriados del lunes y martes en que se llegó a la peor de las violencias en los choques entre pandillas que festejaban al dios Momo.

Ha pasado casi medio siglo desde entonces y todavía queda algo del mal antiguo. Ahora el municipio provincial quiere recobrar la forma en que antes se jugaba con pleno respeto a la dignidad de las personas y sobre todo a la protección de quienes eran víctimas de los que no participaban de los juegos y que quedan confinados al encierro de sus hogares por los abusos que se hacían en las calles, sobre todo en barrios que tradicionalmente eran centros de violencia.

En Arequipa hubo lugares donde el juego era simple expresión de abuso. Umacollo era una de las zonas donde se detenía vehículos, se atentaba contra las personas y se maltrataba a los que por necesidad salían a las calles.

También se recuerdan semejantes afanes en distritos y en arterias como calle Nueva, Álvarez Thomas, Ejercicios y Rivero.

Los cascarones y las pandillas civilizadas de otros tiempos fueron cambiados por la pintura, el betún y la matachola.
El posible rescate de las fiestas de carnaval de los tiempos del presidente Leguía hace casi un siglo y que ahora intenta la municipalidad recrear, es una tarea difícil, pero no imposible, y para ello es necesario cambiar la mente de quienes envilecieron la jornada de jugar con agua hasta llevar a los extremos y determinando la prohibición gubernamental de tal manera de festejar la fiesta de los malvados.

Un carnaval como el de los tiempos del siglo pasado, tiene una nueva oportunidad de evidenciar que la sociedad arequipeña es civilizada y que puede intentarse el regreso a tiempos idos en que se jugaba con consideración a la persona y sobre todo a la mujer.

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