Editorial

Editorial: Terminen con Lescano

Por diarioep / 13 de marzo 2019

El problema que ha generado el caso Lescano debe tener una solución inmediata. Es evidente que el congresista de Acción Popular, indebidamente apoyado por su partido en un malentendido espíritu de cuerpo, resulta ser de una truculencia indeseable que vuelve a comprometer al Congreso en el lógico afán de restablecer su prestigio y de devolver confianza ciudadana en quienes recibieron el encargo de legislar y de fiscalizar sin preferencia a intereses personales o partidarios.

El caso Lescano debe terminar rápido porque no podemos tener tanto tiempo rojos los rostros de todos los peruanos por la indignación que nos produce el conocimiento de hechos indebidos que lesionan la moral y causan daño a la institucionalidad.

El señor Lescano ha mentido y aprovechado de la ocasión para echar lodo alrededor de valores trascendentales como son la majestad del Parlamento, el respeto que se merece la mujer y ahora solo queda esperar sanción ejemplar para el equivocado que ha terminado por dañar, también la honra familiar.

Estos temas, como los de parlamentarios que han gozado de dinero público para realizar viajes de representación estando en el extranjero o que estuvieron violando lacrados de zonas prohibidas por investigaciones fiscales, ya no pueden tolerarse más.

Inútiles resultan, por decirlo menos, los esfuerzos que para reacreditar al Congreso realiza Daniel Salaverry, pues lo que se requiere es que todos los parlamentarios hagan el esfuerzo colectivo y personal de no autogenerar lodo que termine por embarrar a todos los congresistas.

Ahora se encuentra un nuevo motivo y justificación para el voto ciudadano que en mayoría rechazó la reelección parlamentaria y otra vez se recordó a los grandes legisladores y fiscalizadores que antes honraron los sillones del Congreso con su palabra y su acción.

Pensemos bien en votar la próxima vez que seamos convocados a ir a las urnas o que por decisión colectiva sea menester el voto voluntario en lugar del obligatorio.

Aprendamos a escoger y para ello será necesario modificaciones de la carta constitucional que por ahora guarda en el sueño de los justos en el mismo Congreso y que no se discuten porque no les interesa tratar el tema a los que se han beneficiado con ello.

No solo necesitamos que los casos que nos avergüencen se tramiten rápido y en forma ajustada a derecho, pues no podemos estar con rostros de ofendidos más tiempo por lo que pasa en nuestro Parlamento.

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