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Elecciones de Brasil 2022: ¿Errores de pronósticos?

9 de octubre de 2022
Yasmin A. Calmet Ipince

EL PAÍS ATRAVIESA UN ELEVADO NIVEL DE POLARIZACIÓN POLÍTICA

Por: Yasmin A. Calmet Ipince, doctora en Ciencia Política y profesora investigadora de la UCSM.

El domingo 02 de octubre, los electores brasileños fueron a las urnas para elegir el próximo presidente de la República Federativa de Brasil. La primera etapa de las elecciones nos presenta un país fragmentado, en consecuencia, de la crisis política institucional y el aumento de la violencia política, en virtud del elevado nivel de polarización política en el país.

El escenario político polarizado es protagonizado por dos corrientes ideológicas: la conservadora y la progresista. Ambas entraron en un embate que trajeron a la esfera política el debate sobre rescatar los “buenos costumbres” corrompidos por la izquierda “diabólica” y resistir frente a una ola arrasadora del autoritarismo espejado en el fascismo de Mussolini. Al mismo tiempo, estos debates llevaron a la reflexión sobre qué está en juego para la sociedad y la ciudadanía, sobre todo cuando nos referimos a la manutención de derechos básicos y a la calidad de la democracia en el país.

La actual coyuntura política brasileña muestra que ese escenario electoral polarizado es protagonizado por dos candidatos muy conocidos por los electores, el candidato de extrema derecha y actual presidente, Jair Bolsonaro (PL) y el expresidente y candidato de coligación de centro izquierda, Luiz Inacio Lula da Silva (PT). Ambos candidatos tienen reales condiciones de consagrarse como presidente de la República ya que gozan de un elevado índice de electores fieles; pero también de un considerable índice de rechazo. A pesar de ello, datos extraídos de encuestas sobre la intención de voto mostraban un escenario favorable para el candidato del PT, en ambas vueltas, siendo confirmado en los resultados de la primera vuelta. Sin embargo, los resultados mostraron que los votos que Bolsonaro obtuvo en la elección del domingo fueron mayores que los captados por las pesquisas de intención de voto; poniendo en jaque la credibilidad de los institutos de opinión pública y dando más fuerza al bolsonarismo.

Cabe resaltar que los institutos de opinión pública son organismos que mapean y muestran las preferencias de los electores. En este sentido buscan hacer un registro de cómo se manifiestan las preferencias en un determinado momento y con una secuencia de encuestas se puede percibir tendencias de la evolución de los candidatos. Así, estos institutos no tienen el intuito de predecir, sino de mostrar las posibilidades en base a respuestas de los entrevistados.

En Brasil, la campaña electoral empezó cuando se devolvieron los derechos políticos al expresidente Lula, siendo visto como un real oponente para el presidente Bolsonaro. Desde el inicio de la campaña (no oficial y oficial), Lula aparecía siempre a frente oscilando entre 50% y 38% de las intenciones de voto; ya Bolsonaro oscilaba entre los 27% y 37%. Al mismo tiempo, otros grupos políticos intentaron formar una tercera vía que pudiese contener a ambos candidatos; pero no pudieron obtener fuerza y esto se veía reflejado a cada encuesta realizada e informada en los medios de comunicación.

Analizando el escenario del domingo pasado, los institutos Datafolha e IPEC durante los quince días anteriores a la primera vuelta mostraron datos que ponían a los candidatos en el siguiente escenario: Lula 48%, Bolsonaro 36%, Ciro Gomes 6% y Simone Tebet 4%. Este cuadro, llevando en consideración el margen de error, muestra una pequeña posibilidad de que el primer colocado pudiera ganar las elecciones en primera vuelta. Esto generó que el sector antibolsonarista creara una campaña del “vira voto”, llamando a los electores de los candidatos de tercera vía a realizar el voto estratégico a favor de Lula y, consecuentemente, resolver las elecciones en primer turno. Sin embargo, los resultados de domingo mostraron un escenario que pocos habían considerado, la campaña “vira voto” no favoreció a Lula, sino que favoreció y fortaleció a Bolsonaro para una posible reelección en segunda vuelta.

Así como en el escenario presidencial, los institutos de opinión pública tuvieron dificultad en evidenciar, en algunos estados, los resultados de las intenciones de voto en los ámbitos del executivo estadual y del legislativo federal y estadual. En algunos estados, los candidatos apoyados por el presidente Bolsonaro, tuvieron una votación más expresiva que lo registrado en las encuestas, este fenómeno fue muy marcante para el senado federal, donde Bolsonaro obtuvo una amplia mayoría.

Aquí surgen dos cuestiones fundamentales, que los institutos de opinión pública puedan crear una estrategia para identificar el voto vergonzoso, factor que se acentúa cuando la política está muy polarizada y violenta. El otro es que repiensen y reformulen las estrategias de survey y de abordaje a los entrevistados, para que les posibilite identificar movimientos y tendencias en los últimos días de elección. Además, debe considerarse que estos movimientos pueden ser influenciados por la utilización de las redes sociales, tanto para comprometer a los electores a ir a votar, así como para la diseminación de fake news que objetivan desclasificar a los oponentes políticos.

Los datos presentados por los institutos de opinión no erraron totalmente, ya que las intenciones de voto en el candidato petista se concretizaron, manteniendo un poco más de 48% de los votos válidos y siendo la votación más expresiva de la historia hacia un candidato a la presidencia en primera vuelta.

Finalmente, los resultados del domingo muestran que tendremos una segunda vuelta con una disputa más pareja y tensa, donde cada voto será de extrema importancia. Los candidatos tendrán que ser muy estratégicos para cooptar votos entre los electores de los candidatos de la tercera vía, así como convencer al electorado ausente de que son los más indicados para el cargo presidencial.

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