Columna

La lucha contra el olvido

4 de enero de 2021
Foto: LUM

Por: Carlos J. Ylla Quenaya

El diez de diciembre se inauguró “Generación Bicentenario en marcha” una exposición temporal en el Lugar de la Memoria en Lima. Esta exposición acoge al memorial levantado en el Parque 7 de junio de Miraflores en homenaje a Inti Sotelo y Jack Pintado, y junto a este también se encuentran fotografías de las marchas del 14N a nivel nacional. Según el propio LUM, esta exposición “busca promover la democracia, convivencia pacífica, la defensa de los derechos ciudadanos, así como visibilizar las nuevas identidades sociales y culturales en el país”. Este artículo reflexiona sobre este acto y su relación con la memoria, el olvido y la justicia.

Las marchas del 14 de noviembre fueron el resultado de la indignación masiva y el repudio de la población hacia la clase política deteriorada. Una semana complicada que demostró que la protesta sigue siendo uno de los canales más potentes de expresión democrática. Estas marchas que provocaron la renuncia de Manuel Merino, fueron violenta e ilegalmente reprimidas por la Policía Nacional del Perú. La violación de sus protocolos y el uso de materiales no autorizados para intervenir en manifestaciones provocaron el deceso de dos jóvenes: Inti Sotelo y Jack Pintado.

A casi un mes de este suceso, el LUM inauguró una exposición temporal en homenaje a la generación que protestó y a los fallecidos. Sin duda, un acto de hacer memoria. Pero ¿por qué hacer memoria? Los monumentos, canciones, topónimos, aniversarios, conmemoraciones, etc. son la expresión de esta necesidad. Hacer memoria es un acto fundamental de las culturas, ya que la búsqueda de la memoria es a su vez la búsqueda de la identidad, es decir, las culturas gracias a la búsqueda de su pasado se afirman así mismas. En estas expresiones no se recuerda al objeto inanimado o material que se erige, sino se trae al presente un acontecimiento anterior, que muchas veces sirve como ejemplo o referencia y estos van construyendo así el discurso de nuestra historia. Es por ello que, a lo largo de esta, algunos sectores políticos que participaron en hechos repudiables en distintas épocas se oponen a hacer memoria.

Recordemos el rechazo a crear una Comisión de la Verdad luego del periodo de violencia política en nuestro país, los ataques al LUM por parte del fujimorismo o, hace poco, a Manuel Merino increpando a la Embajada de España por auspiciar la exposición mencionada anteriormente. Si podemos identificar un punto en común en estos ejemplos, es la intención de olvidar, de que algunos actos queden en el pasado y no sean traídos al presente, pues olvidar es también ignorar, no recordar, pretender que algo nunca sucedió y, por lo tanto, si no hay hechos no hay responsabilidades. En consecuencia, el acto de hacer memoria es un acto incómodo para quienes juegan un papel bochornoso en la historia, por eso se ataca las pintas y murales con rostros de Inti y Jack o se crea paparruchadas para deslegitimar las protestas, manchar el nombre de los fallecidos o justificar los actos violentos de la PNP.

Detrás de esa intención de olvidar está la búsqueda de la impunidad y, en la lucha contra el olvido están las familias de Inti y Jack esperando por justicia ya que sin ella no se puede hacer memoria. A casi dos meses de la muerte de estos jóvenes no se tiene responsables. La invitación que recibieron las familias a la juramentación como Presidente de la República de Francisco Sagasti, fue un acto simbólico que esperaba ser cargado de contenido con una rápida investigación y, por ende, sanción a los responsables directos e indirectos de estas muertes; sin embargo, solo fue demagogia.

Esta exposición corre el riesgo de ir por el mismo camino. El deber de memoria según Paul Ricoeur, filósofo francés, es también el deber de justicia. Esta última le da el imperativo a la primera y le otorga ejemplaridad, es decir, recordar para saber qué hechos no pueden volver a repetirse. A esto se suma Guillermo Nugent, científico social peruano, mencionando que el rechazo al olvido es una batalla por la justicia y que toda memoria es la elaboración que resulta después de una batalla, ni antes, ni durante. Esta batalla la siguen luchando las familias de Inti y Bryan, y nos corresponde, como población, acompañarles. Mientras tanto, no se puede hacer memoria. Los actos vacíos son un guiño a la impunidad y, en consecuencia, son también actos del olvido.

Generación del Bicentenario continuará vigilante en las calles

Maestro, permítame un minutito nomás

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