Arequipa

LAS ÚLTIMAS NOTAS DE LA VIDA

20 de noviembre de 2023

TEXTO DE HOMENAJE A MILTON MANUEL DARÍO NIETO CANO, DOCENTE AREQUIPEÑO.

Escribe Luis Santiago Mendoza Sivincha, cadete del Colegio Militar Francisco Bolognesi.

El destino me jugaría mal en esos segundos, miré su camisa y vi manchas de saliva. Mis ojos no podían quitar la vista de su camisa, esa fue mi perdición. Por inercia comencé a morirme de risa, rápidamente el profesor se me acercó y con sus dedos me levantó las orejas a una altura de unos dos metros. Por mi madre se los aseguro, mi oído no se sintió. Inmediatamente grité al cielo e hice que el dolor cesara. Ese día fue el inicio de una amistad entre un profesor y un cadete.

Mi admiración llegó poco después en su clase, cuando nos dijo con el pecho inflado que era un excadete del colegio militar. Un milagro para nosotros, porque era el primer excadete que veíamos. Después, el profesor, daría la que sería su última clase. Con unos pasos desolados se iría. Debía acompañar a Bolognesi en la sala de héroes, porque un héroe lo da todo por los demás y mi maestro dio toda su sabiduría, experiencia, vida, carisma y sentimientos para hacernos cadetes.

No había señales del profesor. Realmente estaba esperando que viniera, pero en cambio vino su aprendiz. Pasaron los días y vino otro maestro, a las semanas se fue, nos dejó. Eso fue lo primero que pensamos, a los meses otro maestro vino, pero ninguno de ellos sació el vacío que me dejó mi profesor.

Estaba en la procesión caminando hacia Bolognesi, señalando que fue su hijo quien nos dejó, pero nos ve desde el cielo. Se detuvieron y pidieron un momento de silencio, en el vacío. Se levantó la trompeta, con un nudo en la garganta comenzó a tocar un minuto de silencio, eso me recordó mucho a la hermandad que tenía con el maestro. Fueron las últimas notas que me hicieron romper en llanto, no lo conocía bien, no viví con él, pero esos meses me hicieron entender que él era una persona que luchaba, sin saber el final y aun así seguía solo por dejar un futuro mejor para su nieto ya que lo amaba demasiado.

La imposibilidad de despedir, el no decirle gracias o un apretón de manos firme, provocó en mí una desazón muy grande. En este texto quiero expresar todo el agradecimiento que siento por usted, cambiarme fue lo mejor que pudiste haber hecho por mí, el mejor regalo que recibí en mi vida. Conociste a Bolognesi antes que yo, pero pronto los veré, los héroes de este pequeño mundo llamado pensamiento. Adiós no, mejor hasta luego, nos vemos allá, lo prometo, pero por favor espérenme porque tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho.

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