Los TLC y los minerales raros: ¿Dónde está Perú en este debate?

Por: Anthony R. Medina Rivas Plata, politólogo.
En los últimos 30 años, ha sido un lugar común hablar sobre la relación entre liberalización comercial y desarrollo. Sin embargo, por primera vez en la historia de los Estados Unidos desde la firma de los acuerdos de Bretton Woods (1944), los acuerdos de apertura comercial no solo han sido objeto de crítica desde las más altas esferas del gobierno, sino que, además, su reversión se plantea como una política de Estado obligatoria para retomar el camino del desarrollo y “volver a hacer grande a América”.
El deterioro del panorama de la política comercial multilateral en los últimos años ha dado lugar a una nueva era de normas fragmentadas (el llamado noodle bowl de la integración) y a una gobernanza multilateral cada vez más débil.
Ya se sabe bastante sobre las causas de este deterioro. No se trata solo de la “guerra comercial” entre China y Estados Unidos, sino también del surgimiento de modelos híbridos de capitalismo de Estado en Europa, así como del malestar de los países en desarrollo que descubren, con desagrado, cómo las potencias que promovieron el libre mercado reniegan de él cuando deja de servir a sus intereses nacionales.
Vemos entonces que esto no comienza con Trump. Al menos desde la crisis financiera de 2008 en adelante, se ha producido un cambio notable en los tipos de medidas comerciales que emplean los países, con una clara tendencia hacia el fortalecimiento de la actividad estatal, y no hacia su reducción o desregulación, como lo proponía el viejo “Consenso de Washington” de los años noventa.
Estas medidas pueden ir desde subsidios a empresas locales y aranceles de importación hasta un mayor apoyo estatal a las exportaciones o a la atracción de inversiones extranjeras mediante alianzas público-privadas. Aunque las licencias y cuotas de importación se utilizan con menor frecuencia, los subsidios a empresas locales han aumentado notablemente.
Esta tendencia subraya un enfoque creciente en el fortalecimiento de las capacidades nacionales, incluso en sectores considerados “críticos” en países ricos en minerales, como el Perú. Las medidas unilaterales que afectan los mercados de minerales raros, aunque menos frecuentes que en otros sectores, suelen adoptar la forma de controles o restricciones a la exportación. China ha sido un actor dominante en este ámbito, y el Perú posee un gran potencial aún por descubrir en este mercado.
El aumento de restricciones legales a las exportaciones durante la última década ha impactado significativamente el mercado global de minerales raros. Estas restricciones han crecido incluso más rápido que las impuestas sobre minerales tradicionales. Entre los países que han liderado la implementación de nuevas barreras se encuentran China, India, Rusia y Argentina (este último busca revertir esa tendencia bajo el actual gobierno de Javier Milei). La medida más frecuente en 2020 fueron los impuestos a la exportación, permitidos por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en contraste con las restricciones cuantitativas. La segunda medida más común fue el endurecimiento de los requisitos para obtener licencias de exportación.
El dilema clásico en los Tratados de Libre Comercio (TLC) es el de abrir mercados para los sectores exportadores evitando, al mismo tiempo, el quiebre de industrias nacionales que deben competir con importaciones más baratas.
Por su naturaleza, los TLC contienen disposiciones que limitan la capacidad de los gobiernos para adoptar ciertas medidas, como elevar aranceles por encima de los niveles acordados para determinados productos. Las negociaciones buscan un equilibrio en el que ambas partes consideren que la suma de concesiones y beneficios compensa las restricciones asumidas.
En los países que lideran el mercado de tierras raras (con China a la cabeza, con el 37 % de las reservas mundiales), estas negociaciones se analizan a la luz de los intereses de otros sectores estratégicos. Asimismo, los países productores que desean desarrollar capacidades locales de procesamiento y aumentar el valor agregado interno suelen emplear instrumentos de política comercial para asegurar ventajas competitivas para sus industrias nacionales. En consecuencia, uno de sus principales objetivos en una negociación es preservar el espacio para aplicar dichos instrumentos.
En un contexto de crisis impulsado por el proteccionismo comercial global encabezado por Estados Unidos, el Perú debe examinar con atención su potencial exportador de minerales raros. De acuerdo con informes del Ingemmet, la Sociedad Geológica del Perú y otras entidades, existe potencial en nuestro territorio para la explotación de estos minerales, asociados a yacimientos tradicionales de zinc, plata y oro.
Aprovechar la dinámica actual de los TLC firmados por el Perú podría facilitar la inclusión de disposiciones estratégicas para la economía nacional a largo plazo, como la expansión de las exportaciones agrícolas, el desarrollo de alianzas en determinadas industrias manufactureras en territorio peruano o la garantía de condiciones favorables para proveedores de servicios específicos.
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