Columna

Porno de venganza: un mal disfrazado de diversión

7 de enero de 2021
Foto: “Las mujeres de Manara” - Milo Manara

Por: Adrián Manrique Rojas

El sonido de un mensaje entrante en whatsapp alertó a Vanessa, que presurosa, desbloqueó el celular para ver su contenido, seguidamente el ruido seco ocasionado por el golpe del móvil contra el suelo rompió el silencio de la habitación, que meses después sigue siendo la mazmorra en la que se esconde de la hipocresía social. Aquella tarde su vida cambió indefectiblemente.

Esta es su historia.

Veinticinco años recién cumplidos, una tesis sobre el Movimiento Bauhaus en proceso de culminación, sueños de estudios de post grado en el extranjero y una vida para la que se venía preparando; todo se cayó como un castillo de naipes al observar el mensaje que Ximena, su mejor amiga, le envió. Sus ojos se llenaron de lágrimas y un indescriptible temblor invadió su cuerpo al verse desnuda en la pantalla del celular, acompañada de un escalofriante mensaje: “Vane, esta foto le llegó a mi primo Diego, la compartieron en su grupo de promoción del colegio. Ve a la policía y denuncia a quien la filtró. Llámame apenas puedas”. La pesadilla se había iniciado.

Tímidamente, y luego de algunos minutos Vanessa se logró reestablecer del shock producido por el impacto inicial. Llamó a Ximena y entre lágrimas confesó que Víctor, su ex, tenía en su poder gran cantidad de fotografías y videos privados, y que indudablemente él había sido quien filtró este delicado material. Ambas acordaron en acudir a la policía a denunciarlo, pero antes hablarían con los padres de Vanessa.  Horas más tarde, presa de la vergüenza y el dolor, les contó la difícil situación en la que se encontraba, y ante la atónita mirada de estos, aceptó haber practicado fantasías sexuales con Víctor, las cuales habían sido documentadas en imágenes y videos. Esa noche nadie pudo pegar el sueño en su casa, poseídos por una incontenible cantidad de sentimientos encontrados.

Un par de días más tarde, en la DIVINCRI, denunciaron a su ex, y el personal de División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) prometió resultados en algunas semanas.

El tiempo pasó lenta y martirizantemente. Veinte días después, una llamada telefónica de la policía alertó, que después de una paciente investigación, se había dilucidado la presencia de numeroso material privado en una conocida página pornográfica de internet.  Este había sido subido en diferentes partes de la región, como Camaná, Ocoña y Corire por un misterioso usuario que se ocultaba bajo el perfil de “Dominatorxxx”. Por si fuera poco, se había logrado registrar que cuantiosas imágenes habían sido compartidas a través de Whatsapp, y que lamentablemente el alcance que habían obtenido era incalculable. Vanessa absorta en la cólera y el dolor, sintió como su vida se escurría como arena entre sus dedos.

Ella había terminado con Víctor por sus constantes maltratos psicológicos, y este había intentado volver con ella en numerosas oportunidades, obteniendo siempre una negativa acérrima. Finalmente, Víctor amenazó a Vanessa con “hundirla para siempre” si no retomaban su relación. Ella se negó. Ahora veía como se materializaba esta contundente amenaza, arrebatándole su propia vida.

Víctor aseguró ante la policía, que su celular había sido robado y que él nunca había subido a la red el material, la investigación continúa en curso.

Vanessa, además de lidiar con el dolor, tuvo que enfrentarse a la vergüenza de saber que el contenido sexual que ella tristemente protagonizó, es compartido en forma de pack a diestra y siniestra, cada momento, cada día. Casi seis meses después de haber recibido aquel mensaje, ahora es paciente psiquiátrica de un reconocido centro de salud mental de la ciudad. Aún no puede superar el difícil cuadro que le ha tocado vivir, por ello – a modo de evitar ver a la gente y no sentir vergüenza- sale mínimamente de su cuarto, que es un constante recuerdo de aquellos momentos de pasión que quiso inmortalizar con alguien que amaba, y que ahora es motivo de su creciente desmoralización personal. En noviembre último, intentó auto eliminarse al tomar varios ansiolíticos, felizmente su padre pudo impedirlo socorriéndola a tiempo.

El porno de venganza es un método ruin que mentes desequilibradas y enfermas utilizan para dañar a las personas, y que es constantemente alimentado por la hipocresía de una sociedad que cree disfrutar de contenido explícito sexual gratuito, sin mediar en las maneras de cómo aquellas imágenes terminaron en nuestros móviles, cuando en gran parte de los casos hay un historial de dolor y lástima que las acompañan en silencio, mientras nosotros nos denigramos más con cada nuevo pack que recibimos.

Hoy, más que nunca, Vanessa sabe que su vida ya no es suya, que su cuerpo es mancillado constantemente por miradas curiosas y enfermas, y que tal vez la única forma de escapar de esta cárcel sea irse lejos de aquí, alejándose de todo aquello que la daña. Mientras esboza una ligera sonrisa dice que le gustaría irse a Tel Aviv para ver de cerca las obras del Movimiento Bauhaus y eventualmente poder terminar su tesis de arquitectura, luego su mirada se pierde en el horizonte que se forma al proyectarse su sombra en una de las cuatro paredes, que indiferentes presencian el desvanecer de una víctima de la confianza y la maldad.

Iré a tu fiesta, así muera en el intento (II)

La insoportable levedad de verte

Compartir


Noticias Relacionadas

Leer comentarios