Columna

“A mí no me tiembla la mano”

5 de marzo de 2021
Foto: Francisco Sagasti

Por: Carlos J. Ylla Quenaya

Cuando Francisco Sagasti asumió la presidencia de nuestro país dio un discurso conciliador. Luego de estar en la cúspide de una crisis que empujó a la población a las calles, lo que provocó la salida de Merino de la Presidencia de la República; Sagasti intentó calmar a la población y mandó un mensaje al congreso. Quiso ser diplomático y enérgico a la vez. Algunas de sus palabras fueron: “A mí no me tiembla la mano, ni cuando escribo, ni cuando acaricio, ni cuando golpeo” y culminó su intervención recitando versos del gran poeta César Vallejo.

No faltaron loas y adulaciones a este suceso. El fanatismo al parecer se había extendido de Vizcarra a Sagasti, salvando las distancias. Comprobamos esto en la primera entrevista realizada por cuatro medios de comunicación al presidente. Mónica Delta, Rosana Cueva, Pamela Vértiz y Sol Carreño se mostraron con una complacencia ya característica en ellas cuando el entrevistado cumple con sus estándares. Primera señal. Sagasti no representaba ninguna incomodidad para el statu quo, ese mismo que nos llevó a esta crisis. Las acciones emprendidas por el ejecutivo, hasta ahora, muestran la debilidad del mandatario y sus pocas intenciones de que este gobierno de transición represente un precedente importante para un cambio significativo en el Perú.

Desde el día de la asunción de mando, el gobierno se comprometió a no permitir la impunidad en los casos de Inti y Jack, pero Sagasti se negaba a atribuir las muertes a la institución policial, seguía individualizando y llamando casos aislados a lo que lleva pudriéndose por años. Anunció una reforma y al cabo de dos semanas ya no tenía ministro, Rubén Vargas renunció. Ni que decir del siguiente: Clúber Aliaga, quien tildó de injusto el retiro de los generales de la PNP y culpó a los manifestantes de la violencia en las marchas del 14N, duró 5 días en el cargo. Lo sucedió José Élice quien se mantiene hasta la actualidad y en su periodo fallecieron 2 personas en el paro agrario a manos de la policía, una de ellas menor de edad.

La mayoría de los casos terminan en remoción de cargos, nunca en reparaciones a los perjudicados o sentencias a los responsables. Lo que hemos aprendido es que la institución policial está tan corroída que una reforma genera tal alboroto que es capaz de tirarse abajo ministros. A cerca de 4 meses de la muerte de Inti y Jack, aún no hay responsables.

A nivel económico, Sagasti recibió un país en crisis. Su ministro de Economía, Waldo Mendoza aseguró la imposibilidad de una segunda ola. Lo que se tradujo en flexibilización de las medidas de protección sanitaria y luz verde para que la fase 4 de la reactivación económica se mantenga. Ante la inminente llegada de la segunda ola y desmintiendo lo dicho por el ministro, no quedó más que recurrir a la cuarentena. Se anunció la entrega de bonos no universales sino de acuerdo al nivel de alerta de las regiones, apoyo a las ollas comunes y comedores populares, sin embargo, la ineficacia y burocratización en la entrega de la ayuda sigue impidiendo una mejora en este aspecto. La premier Violeta Bermúdez la llamó “cuarentena diferente”. ¿Cuál era la diferencia? Su extrema flexibilidad, es decir, casi inexistente. Se siguieron efectuando los pésimos planes realizados por el gobierno de Vizcarra, incongruencias como la restricción total del aforo en espacios abiertos, pero la permisividad en el aforo de espacios cerrados, o la apertura de grandes centros comerciales pero la restricción total del trabajo independiente y/o informal. Es así que podemos observar que para Sagasti y su gabinete, cualquier medida, así sea para proteger la salud de la población, si afecta a la economía de la gran empresa debe ser modificada. La economía es importante, por supuesto, sin embargo, sin cuidar la salud tardaremos mucho más en salir de esta crisis.

En relación a la salud, la situación no mejora. La experiencia de la primera ola no sirvió de nada. Continúa la falta de oxígeno, carencia de camas UCI, el acuerdo con las clínicas privadas para la atención de pacientes COVID fue un saludo a la bandera, entre otros. Inexplicablemente Mazzeti siguió en el cargo. Incluso fue defendida con uñas y dientes por el ejecutivo, hasta las gracias le dieron. Estalló el caso de las vacunas VIP y para algunos incautos se cayó la careta de Mazzeti. Escribo incautos porque no hacía falta ser un investigador obstinado para revisar los datos de su pésima gestión en el Ministerio de Salud, bastaba mirar la cifra de fallecidos y de contagios o las constantes demandas de los sindicatos del sector. La elección de Óscar Ugarte luego de la renuncia de Mazzeti, es cuestionable. El ministro se muestra a favor de la comercialización de las vacunas por parte de privados, a pesar de la inconsistencia de la propuesta, y su actuar en el pasado contribuyó al monopolio del oxígeno. Para variar su viceministro de Salud Pública, según Hildebrandt en sus trece, estaría implicado en casos de corrupción cuando ejercía el cargo de Director Regional de Salud en Loreto. Insisto en que la pandemia no estaría golpeándonos de esta manera sin la complicidad de las pésimas gestiones que han realizado los gobiernos anteriores, en la preparación para afrontar el virus y los actuales, en la acción directa para contrarrestarlo. En consecuencia, han sumido al sector de salud en una precariedad incomparable y han ofrendado al personal sanitario y a la población a la muerte.

La lucha contra la corrupción es también una de las banderas de este gobierno de transición, sin embargo, no parece ser una lucha frontal, sino un placebo. La reforma policial no será posible sin entender la dimensión del problema, sin duda, una cuestión institucional que requerirá acciones pronto y sin tanta diplomacia. Ahora, el caso de las vacunas VIP estremece. El informe de Fernando Carbone, presidente de la Comisión Investigadora sobre el uso de vacunas experimentales por fuera del ensayo clínico fase III de Sinopharm, cuenta con vacíos que generan sospecha. Entre ellos, la no publicación de los anexos con los que cuenta el informe y la inexplicable exclusión en el mismo del exmiembro del comité de expertos del Ministerio de Salud Eduado Gotuzzo. Habría que añadir que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores Allan Wagner ha señalado que no debemos poner en riesgo las relaciones con China, entendemos entonces por qué no han sido exigentes en el pedido de la lista de vacunados a la embajada. Estos son indicios de que este gobierno apela al olvido y ya que la memoria parece no ser un nuestro atributo principal, repetiremos la historia.

 

Debo decir entonces que sí le tiembla la mano señor presidente. Es usted tembleque, por ello no se atreve a arrebatarle el país a los grupos de poder, les habla con temor, no los mira a los ojos, baja la frente. Tiembla tanto usted que se siente el sismo. Hasta el candidato de su partido lo ha sentido, continúa cayendo en las encuestas. Dudo mucho que citando a nuestros grandes poetas pueda seguir engañando a la población. Los índices de lectura no son nuestro orgullo, tal vez por eso sedujo al principio, pero la gente tiene hambre. Y el hambre hace olvidar las buenas formas, no se sorprenda después. De nada sirve la preparación académica si no hay temperamento y un compromiso real con el país de todos y todas.

Maestro, permítame un minutito nomás

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