Columna

Izquierdismo, socialismo y comunismo

23 de mayo de 2021

Por: Manuel Abraham Paz y Miño, Filósofo

En estos días previos a la elección del presidente de nuestra república bicentenaria entre los candidatos Fujimori y Castillo, se está hablando mucho de democracia versus izquierdismo, socialismo y comunismo como si estos tres términos significaran, equivocadamente, lo mismo.

El término “izquierda” y “derecha” en política proviene de la Asamblea Constituyente de la Revolución francesa del siglo XVIII, donde los monarquistas (nobles y clero) que querían defender el poder real de veto absoluto de toda ley, y los revolucionarios que no, se sentaron a la derecha y la izquierda respectivamente del  presidente de las misma.

Es decir, tradicionalmente, se considera en política, ser de derecha el tener una postura conservadora, opuesta a los cambios sociales y políticos defendidos por los de izquierda. Pero esta distinción puede variar. Por ejemplo, en una dictadura comunista, el exigir cambios como la legalidad de partidos políticos de otras ideologías y así participar en elecciones populares, sería considerado, según lo que acabamos de decir, de izquierda por sus defensores, y como de derecha, por tal tipo de gobierno.

Actualmente se considera ser de derecha el defender sobretodo al individuo, la empresa  y el libre mercado con un Estado mínimo, esto es ser liberal o capitalista; y ser de izquierda, el defender más a la sociedad a través de un Estado de bienestar que brinde servicios básicos (educación, salud, jubilación, seguridad ciudadana y nacional), esto es, ser socialista en cualquiera de sus variantes.

La manera como se ideado el socialismo no es única: pensadores nacidos en el siglo XVIII, como el inglés Robert Owen o el francés Henri de Saint-Simon, entre otros, plantearon un socialismo voluntarista, futurista e imaginario y no realista, y así fueron calificados de socialistas utópicos por sus detractores; otros ideólogos, como el alemán nacido en el siglo XIX, Ferdinand Lasalle, propugnaron un socialismo democrático dentro de los marcos de la democracia y el capitalismo.

En el siglo XX, los gobiernos socialdemócratas europeos lograron implantar Estados de bienestar a través de los tributos, dentro de una economía social de mercado y elecciones ciudadanas; y los gobiernos, siguiendo la teoría socialista “científica” o marxista, casi todos ellos, lograron el poder por medio de una revolución armada y estatizaron los medios de producción en las manos privadas de la burguesía.

Históricamente, el comunismo también es variado: está el de tipo cristiano, por la comunidad de bienes (“todo lo tenían en común”) de los primeros creyentes en Jesucristo, los modernos valdenses y anabaptistas o los seguidores de la teología de la liberación; el utópico, según filósofos como el antiguo griego Platón y el moderno inglés Tomás Moro; el anarquista o anarco comunista propugnado por los pensadores nacidos en el siglo XIX, el ruso Pedro Kropotkin, el francés Sebastián Fauré y el italiano Enrique Malatesta, entre otros; y el marxista según las ideas de los filósofos contemporáneos alemanes Carlos Marx y Federico Engels, que consideran al comunismo como la fase superior del socialismo, donde no solamente no habrá propiedad privada de esos medios, mercado, lucha o antagonismo de clases entre opresores sobre oprimidos, sino que en el futuro, tampoco habrá Estado ni policía. Es decir, el cielo en la tierra.

Con el ganador del 1er Puesto Semillero 2019, Axel Almonte Cuba del Colegio Antonio José de Sucre

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