Columna

Un día en lo público

20 de febrero de 2021

Por: Lucas Z. Granda

                Fue un mensaje que llego al inbox del Facebook una noche, estando en plena acción laboral en el distrito de Andagua, tierra de volcanes y tranquilidad, siendo la vida profesional tan efímera en algunos lugares o perenne en otros, llegan los retos y las decisiones no se hicieron esperar. Considerar el cambio de contexto rural, tranquilo, democrático y con una cohesión social, claro, dentro de las limitaciones que la accesibilidad a los servicios en la sierra y el territorio nacional significa, trasladarse al área urbana-costera, conflictos sociales con once años transcurridos, dirigentes oportunistas que no les interesa las causas comunes sino quien pague mejor por su silencio, una cultura de dadivas constituidas a partir del posicionamiento de las empresas privadas en los distritos de la provincia, cobrando valor el morbo más que la propuesta y las medidas equivocas que se toman para corregir los fenómenos sociales.

                Escoger el clima laboral dentro de un centro de trabajo es complicado, partiendo de que no lo escoges y si el contrato es para solucionar problemas que tengan que ver con el tema en discusión, aún peor, las cabezas no tienen la mínima voluntad de poder hacer caso a las recomendaciones técnicas o las habilidades blandas para poder solucionar temas personales, trascendiendo a lo institucional, ocasionando que la confianza se vaya perdiendo a medida que avanza la gestión del gobierno local de turno.

                Lo público tiene muchos encantos, entendiendo lo público, como las diferentes instituciones que están adscritas al Estado, la “hermosa” burocracia que debería generar eficiencia y eficacia en los procesos gubernamentales, pero genera lentitud y desconfianza. El encanto del sector está en el fin de los múltiples procesos, lo que en términos técnicos se conoce como valor público y lograr el cierre de brechas, en sencillo es mejorar la calidad de vida de la ciudadanía en los diferentes servicios públicos que les sea de utilidad a la sociedad, teniendo las oportunidades de acceder a una buena educación, teniendo una salud plena y generar bienestar social.

                El hecho de pasar tal vez no un día, pero si una temporada en el sector público te puede orientar a tomar dos caminos, a querer el espacio o aborrecerlo, el trabajo mecanicista y administrativo no cuenta en esta reflexión. Cobrando mayor preponderancia de los liderazgos, las llamadas cabezas que estén al frente, porque las reformas, cambios o revoluciones se darán por la famosa voluntad política, indispensable para definir con qué lado de lo público te quedas.

En aquel día que pases por lo público, no se debe reaccionar emotivamente a un conflicto personal, tienes que saber que las disputas entre poderes obedecen a una mala relación con los trabajadores subalternos, saber la jerarquía entre las diferentes gerencias, llamar la atención-sanción acabando con un consenso y reconciliación es mucho mejor que poner memorándum, aplicar descuentos o despedir personal, dependerá mucho de la falta administrativa en el centro laboral, pero tendrás que tener “muñeca” (aplicar instrumentos de diálogo político colaborativo), la habilidad de crear un espacio de consenso propicio para que la gestión se fortalezca con cada conflicto que pase, donde la política tendrá que ser utilizada para el bien común. 

                Guárdate tus pensamientos y prejuicios que podrían desequilibrar tu imparcialidad a la hora de servir a la ciudadanía en el puesto que te toque estar y ahora ponte a trabajar.

¿Qué es lo que no entendimos de estos días de crisis?

Round Dos, COVID-19

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