Columna

La camanchaca eterna de Martín Vizcarra

5 de marzo de 2021

Por: Lucas Z. Granda

                Martín Vizcarra nació en Moquegua hace más de cinco décadas. Se hizo gobernador regional de su departamento por el movimiento “Integración Regional por Ti”, acompañado de su hombre de confianza Ivan Manchego, se tuvo los logros importantes, como que siete niños de diez de segundo grado de secundaria comprendieran lo que leen, estando por encima del promedio latinoamericano y nacional. Fueron peldaños para construir la famosa muralla Moqueguana que gobernaría el país con Karen Roca, William Flores y Oscar Vásquez. Vizcarra se parece a Fujimori, porque se interesaba en ver en campo el avance de las obras, meticuloso y obsesivo, con entrevistas y cámaras. Empezamos.

                La tranquilidad a las doce del día era una sensación que percibían muchos hogares, en plena pandemia, a partir del 16 de marzo del 2020, donde comenzó la cuarentena en el Perú, sonaba a programa de radio “al medio día con Vizcarra”, parecía broma en aquel presente, pero ahora parece un guion muy bien escenificado. ¿Qué capitalizo Martín Vizcarra? ¿Por qué empezó a quererlo la gente? ¿Por qué los casos de corrupción se vieron más rápido en la opinión pública? Muchas preguntas, pero pocas respuestas.

                El ejercicio de la descripción nos puede ayudar a desmenuzar la realidad de un hecho social o descifrar los intereses más oscuros de un actor, revelando los objetivos principales y primogénitos del político, pero sobre todo de un traidor, sobre todo si ha corrompido los valores que construyo en campaña y defraudado a sus colaboradores de confianza que lo acompañaron en el gobierno, sobre todo si humillo a médicos, serenos, personal de parques y jardines, intensivistas, policías, bomberos, adultos mayores, utilizando la investidura del cargo de presidente de la república para beneficio propio, vacunándose en la clandestinidad, callando por frascos de inmunidad para su compañera y hermano mayor, dando la espalda a aquellas personas que le dieron su apoyo en las diferentes crisis políticas que tuvo que pasar su gobierno, ya no te creemos Martín.

                “Un error fatal que no volverá a suceder”, son aquellas frases que salen a relucir por parte de la ciudadanía, motivadas por la rabia y la desesperación de conseguir un balón de oxígeno, estar a la espera de una vacuna, una cama hospitalaria o que un familiar pueda entrar a la unidad de cuidados intensivos. La participación ciudadana en la agenda pública tiene estas frases debido a la emotividad del electorado a la hora de manifestar su voto en las urnas, de la misma manera en la percepción de aprobación o desaprobación del gobierno de turno, está volatilidad en la confianza que ofrece a sus autoridades electas tienen mucho romanticismo, coyuntura, circo y poco argumento. De esto se valió el ciudadano Vizcarra para tomar las decisiones más importantes en las diferentes coyunturas políticas, sin mencionar a sus supersticiones claro está, notándose chispazos fujimoristas en su actuar, moviéndose al copas de las encuestas, populismo puro y duro en la marea de la incertidumbre.

                El ciudadano Vizcarra siempre polémico, pero recurrentemente se le preguntaba sobre su plan para la gobernabilidad del país, la reducción de brechas, como se llegaría al bicentenario o cual es el norte del barco del gobierno, no había ancla fija, podía encallar en cualquier agua turbia o mansa, según le convenga.

                Vamos a diagnosticar la decepción más grande del bicentenario, ayudando a la población a pasar el trago amargo de la traición, sintiendo la ciudadanía la puñalada, no en el pecho, sino por la espalda, la ciudadanía en su mayoría se identificaba no con una persona, líder, político o mucho menos con el ciudadano Martín Vizcarra, así lo denominaremos ahora, sino por el significante que había capitalizado desde el ascenso al poder, la manera como encaro a una mayoría fujimorista con 73 escaños en el congreso, con una postura obstruccionista con el único objetivo de ver arder el país, empuño la bandera de la lucha contra la corrupción creando la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política conocida como la comisión Tuesta, planteando los pilares para refundar la política, dándole niveles de popularidad y aceptación jamás antes visto en un funcionario público. Esa película que vendió a la población término siendo aburrida, falsa y sobre todo decepcionante al final. 

                Sello su popularidad con el cierre del Congreso de la República, claro, este hecho según la historia ha significado un redito político, obteniendo la confianza ciudadana en todo su esplendor, poco a poco se van sintiendo los calambres de inmortalidad en esta vida terrenal. Pero Vizcarra no fue la excepción, siempre cuando el avión logra despegar la turbulencia del emborrachamiento del poder hace que se desplome lo que demoro mucho en levantar el vuelo. Y aún sigue cayendo Martín.

                Cuando lo vacaron el 09 de noviembre del 2020, la ciudadanía salió a las calles, sobre todo los jóvenes del bicentenario, pero no marcharon por Martín, que quede claro, sino por la crisis de representatividad que ya se tenía desde que fue elegido PPK en el 2016, ocasionada por el fujimorismo y partidos políticos que veían intereses propios, mientras el pueblo moría en hospitales a causa de la COVID-19. Vizcarra nos había dotado de una desconfianza total en las instituciones, en lo que dicen, en lo que hacen, en lo que escuchamos, en los chismes, donde lo único que nos puede dar la verdad son las investigaciones, empezar a leer ciencia y construir argumentos cohesionados con la realidad en la que vivimos.

                La indignación nos lleva a sugerir un castigo para el máximo funcionario público de la República del Perú, debería renunciar a su candidatura al congreso por Somos Perú, y no volver a laborar en el sector público para que pueda limpiar su nombre, hasta que las investigaciones puedan concluir.

                En la saga de Star Wars: Episodio III, “La Venganza de los Sith” no podría describirlo de la mejor manera en una conversación de Obi Wan a Anaki para hacer alusión a la decepción que significo Martín Vizcarra: “Tú eras el elegido, debías destruir a los sit no unir a su fuerza, ibas a darle equilibrio a la fuerza no a dejarla en la oscuridad” “Eres mi hermano Anakin, yo te quería”. La decepción Vizcarra.

                El ciudadano defraudo, se convirtió en aquello que juro destruir. Ahora estaremos vigilante del pillo Martín, como lo hacemos con Keiko, para que puedan pagar por los casos de corrupción y el daño que le han hecho al país, tesoro público, salud mental de las personas, lucha contra pandemia de la COVID-19 y la crisis política.

                Lo bueno es que empoderaste a muchos jóvenes a no creer en lo que las personas puedan decir, sino antes verificarlo, formar un argumento propio, con ciencia y en base a líneas claras de grandes pilares como derechos humanos, desarrollo sostenibles, participación ciudadana, democracia, gobernabilidad, política, ética y filosofía.

                La camanchaca es conocida en Moquegua como el único momento del año en que la ciudad se nubla. Al parecer será el estado político por un largo tiempo del ciudadano Martín Vizcarra. El Perú no estuvo primero para Martín Vizcarra.

Round Dos, COVID-19
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