Columna

Gabriel, no desvaríes

24 de marzo de 2021

Por: Gabriel Herencia

30-01-16

Salomón dio su sentencia, that all novelty is but oblivion.
Francis Bacon, Ensayos, LVIII – El Aleph

«Lo hizo y así fue, ¿no te das cuenta?» No, no fue así… Carajo, lo peor de todo era luchar contra mí mismo. Los zapatos con las suelas gastadas, empolvados y los jeans descoloridos, el polo con el cuello holgado y la camisa encima sin algunos botones, con el lomo sin color.

La furia de aquella guerra sufrida, en esos años pasados, me habían dejado muy trastornado. Sin dinero, sin trabajo y con una demencia en camino, la única solución que tuve fue sacar un carnet de biblioteca y leer y leer, porque decían que leer te curaba de muchos males y también te prevenía el alzheimer, pero en realidad, estaba sufriendo algo muy parecido a lo del Quijote. Cada vez más, un poco más loco que antes.

Ya no había futuro, el futuro solo eran anhelos que tuve en algún pasado, que fue mejor. Vivía en el pasado.

«Calla, calla, no pienses. ¿No te das cuenta que te hace mal? ¡Qué miras a esas chicas!, tú estás loco, les das asco, mira a otro lado, ¡corre, corre!» Dios, porque me torturaba yo solo de tan atroz manera y lo peor es que sí, corría, corría porque así me decía mi mente.

Leía tanto que hasta lo que a veces hablaba, eran los diálogos que tenían los personajes de alguna obra, los repetía. En mi dulce hogar, que era una pocilga con un montón de perros, me recordaba al Chivo de la película Amores Perros. Vivía y sobrevivía.

En teoría, de mis tiempos de cordura y de cuando participara en esa guerra, aún tenía nombres y direcciones de personajes políticos y empresarios, gente de poder que pretendía asesinar y robar.

Aún en mi demencia, guardaba la rutina de soldado y podía ir a la orilla del río y entrenar a su lado, preparaba el cuerpo todos los días, para un futuro, que no sabía cuándo iba a llegar.

«Quieres matar, ¿no? ¿Quieres sufrir como Raskolnikof? ¡Yo te voy a hacer sufrir, pedazo de mierda!» Coño… No… Necesito comer, desvarío… Y si voy a joder a la china del chifa ese, que me tira comida cuando le recito a Bécquer o a Benedetti.

Esa china, tan loca como yo, llora cuando le recito a Benedetti en alemán y me abraza, por unos momentos me ama y me da de comer y me lava la cara con un trapo de cocina.

«Calla mierda, tú no sabes hablar alemán, solo sabes frases, lo olvidaste porque ya no tienes con quien hablarlo. Me das asco, pero no te preocupes, te ayudaré a salir de esto, te daré motivos y anhelos, te daré un futuro a cuál llegar porque no sé si tú no te habrás cansado de tanta porquería, pero yo sí y te ayudaré» Dios, que pesado se hace soportarme, creo que iré a la biblioteca a escuchar algo de Brahms o del viejo Ludwig Van.

En los tiempos de guerra, tuve que volverme políglota y sabía francés, alemán, inglés, español, quechua y algo de chino mandarín, no el cantonés, pero los iría olvidando poco a poco al ir perdiéndome dentro de mí y caer en el mundo ficticio de los libros.

A veces iba con prostitutas y les contaba historias leídas en libros o a recitarles poesía al mismo estilo Bukowskiano y conseguía trago barato y sexo barato, en camas viejas, con frazadas rotas y pestilencia humana.

«¿Te acuerdas de la charapita del otro día? ¡Qué nos dijo que nos llevaría a la selva! Esa perra es terruca huevón, yo lo note mientras estaban juntos, porque mientras tú volabas yo la estudiaba al milímetro. Nos quiere matar. Primero le robamos y después la desollamos. ¿Acaso es la primera vez que lo haremos?» No, no… Estás loco, no… Ella es una mujer de buen corazón, que lo hace por necesidad… Y si matamos, ¡fue por la guerra! Y si lo volvemos a hacer, será con los hombres de poder y no con gente inocente.

A veces robaba fruta, robaba comida de los supermercados y muy de vez en cuando, le robaba ropa a la gente borracha en las grandes fiestas.

El “día D” estaba pronto a llegar. De la guerra, me quedaba bastante armamento que tenía oculto en un socavón que hice en el patio de la casona en la que vivía. Había ingeniado un supuesto plan para asesinar y robar a un jefe policial sentenciado por violaciones pero que fue apelado y archivado, ahora él gozaba en un viaje.

De aquellas épocas conocí mucha gente, ahora presos políticos muertos a mano propia, encarcelados o quién sabe dónde, ellos me brindaron datos que me permitieron cuadrar todo. No pude encontrar a todos, quizás el resto ande como yo.

Solo tenía que preparar más la mente y el cuerpo. Jugaba ajedrez contra un espejo y estudiaba las casas y horarios del policía y sus cercanos, prontos a morir.

El futuro me lo brindaría solo, así como me enfrasque en el pasado, supe dar pasos aún en la locura, que me metía en un limbo eterno.

Ahora bien, ¿será real todo lo que he planeado?

"Always... Stray!
no regret 'cause I've got nothing to lose
ever... Stray!
so gonna live my life as I choose
'cause all things fall"

Un año después
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